Wednesday, April 27, 2016

La Armadura de Dios —Parte 20


La armadura de Dios
Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza.
Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.
Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.
Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.
Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia,
y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz.
Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.
Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios;
orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos." Efesios 6:10-18.

Pensemos por un momento. ¿De qué manera la espada de un soldado romano nos ayuda a entender cómo usar la Biblia para ganar nuestras batallas espirituales?
La Biblia, en Jueces 7, registra la historia de Gedeón y sus 300 hombres.
Por muchos años, Israel estuvo dominado por los madianitas y había sido gravemente empobrecido por ellos.
Dios escogió a Gedeón para que fuera su instrumento para libertar a su pueblo porque Gedeón no confiaba en sí mismo. Tan es así que Dios tuvo que darle tres señales de que Él iba a entregar a los madianitas en sus manos, dos veces con el vellón de lana, y una vez con el sueño del pan de cebada.
Recordemos que Dios no puede hacer nada por nosotros si no nos apoyamos en Él.
Consideremos la situación por un momento. Israel había sido oprimido por los madianitas por muchos años, y los madianitas eran tan crueles, que cada vez que los israelitas sembraban, venían en gran número para devastar la tierra, Cualquier grano que eran capaces de cultivar era arrebatado por el enemigo tan pronto como se recogía, de tal manera que Israel sufría no solamente de pobreza, sino de hambre.
Nosotros también podemos estar comiendo fícamente, pero podemos estar pasando hambre espiritual porque el enemigo nos arrebate el alimento del alma de mil maneras diferentes.
Mientras Gedeón estaba preparando el grano para esconderlo de los madianitas, Dios se le apareció y le dio el cargo de ir a la guerra contra el enemigo y liberar a su pueblo.
Entonces, Gedeón comenzó a reunir su ejército. Aunque llamó a muchos para que vinieran a ayudarle, no muchos hombres respondieron al llamado. Pero Gedeón tenía la palabra de Dios y tomó valor con los pocos hombres que respondieron para ir a la batalla.
Finalmente, Gedeón y 32.000 soldados de Israel se reunieron cerca del campamento de los madianitas, pero estaban grandemente superados en número por sus opresores, quienes contaban con 135.000 hombres.
En la opinión divina, 32.000 soldados eran demasiados hombres, porque hubiera podido ocurrir, que los victoriosos guerreros tomaran la gloria para sí mismos que solamente le pertenecía a Dios.
Gedeón creía que estaba listo para la batalla, pero Dios pensaba de otra manera. Estaba a punto de mostrar a su pueblo su gran poder y no quería que hombre alguno pensara que la gloria le pertenecía al brazo de carne o a una espada de metal.
Dios le dijo a Gedeón para que cualquier persona que tenía miedo de la próxima vuelta a casa batalla. Veintidós mil hombres tuvieron la oportunidad de salir de sus filas, dejando sólo 10.000 restantes. Pero Dios estaba buscando un grupo más pequeño aún.
Por lo tatno, Dios dijo a Gedeón que debía llevar a su huerte a un arrollo a beber, y que todos los que lamieran el agua como un perro debían ser puestos aparte, y que el resto fueran enviados a casa. Gedeón terminó solamente con 300 hombres.
Para darle ánimo a Gedeón Dios lo envió al campo de los madianitas con su criao, para que oyera el relato de un sueño. En ese sueño Dios comparó el pequeño grup de hombres que Gedeón tenía con un pan de cebada. Un alimento humilde, de la clase pobre en Israel.
Eso representaba la debilidad humana. En comparación con la gran hueste madianita, el ejército de Gedeón era insignificante, tal y como el verdadero pueblo de Dios siempre ha estado en la minoría y ha parecido ser pobre e indfenso en muchas épocas en la historia.
Pero los que están con Dios son siempre una mayoría porque tienen ejércitos invisibles con ellos.
Con un pan de cebada, o sea, con 300 hombres, Dios iba a destruir toda la fuerza armada de Madián, 135.000 fuertes.

Continuará. . .

Monday, April 18, 2016

La Armadura de Dios —Parte 19


La armadura de Dios
Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza.
Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.
Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.
Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.
Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia,
y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz.
Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.
Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios;
orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos." Efesios 6:10-18.

La sexta pieza de la armadura que Pablo menciona en Efesios 6 es "la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios."
Cristo fue nuestro ejemplo en todo. Cuando fue tentado por el enemigo, siempre respondió usando la Palabra de Dios. Se nos ha aconsejado que como Josué, debemos meditar en la Palabra de Dios de día y de noche, y ponerla en práctica en nuestras vidas. La espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios, es la única espada que podemos usar con seguridad.

El Señor Jesús dijo que no había venido a la tierra a traer paz, sino espada. El mal debe ser resistido, debemos luchar y combatir contra él como un soldado en una guerra.

"Vosotros, quienes os sentís apenados por vuestra aridez espiritual, ¿deseáis conocer y realizar la voluntad de Dios? ¿Estáis porfiando por entrar por la puerta estrecha? Hay una obra, una ardua obra que debe ser llevada a cabo para el Maestro. Los males que son condenados en la Palabra de Dios deben ser vencidos. Individualmente, debéis luchar en contra del mundo, de la carne y del diablo. La Palabra de Dios es llamada 'la espada del Espíritu,' y debéis volveros diestros en su uso, si habéis de poder cortar vuestro paso a través de la huestes de la oposición y las tinieblas." Christian Education, pág. 117.

Continuará. . .

Friday, April 15, 2016

La Armadura de Dios —Parte 18




La armadura de Dios
Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza.
Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.
Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.
Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.
Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia,
y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz.
Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.
Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios;
orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos." Efesios 6:10-18.


¿Cómo usa usted el escudo de la fe?

Hágase las siguientes preguntas, sea sincero consigo mismo:

Pregúntese...
¿Cómo reacciono ante los problemas que se me presentan?  ¿Voy a Dios o a un ser humano en busca de ayuda?

Es mi actitud hacia de la vida caracterizada por la alegría o el pesimismo?

¿Soy un constructor de paz o un alborotador?

¿Soy paciente, incluso en situaciones de estrés?

¿Me desespero ante las tribulaciones o espero en Dios para obtener la solución a los problemas?

¿En qué áreas se encuentra más fuerte en? ¿En qué áreas es más débil? ¿Cómo puede mejorar? Tómese el tiempo para investigar su rasgo más débil y pida a Dios que le ayude a mejorar para en ese aspecto. No pase por alto la oración como el paso más importante!

Todos los soldados de Cristo están pasando por un período de entrenamiento para futuras batallas. Es muy importante no desperdiciar ninguna oportuidad de mejorar y de adquirir toda la experiencia que el señor desea que obtengamos.

Continuará...





Wednesday, April 6, 2016

La Armadura de Dios —Parte 17



La armadura de Dios
Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza.
Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.
Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.
Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.
Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia,
y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz.
Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.
Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios;
orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos." Efesios 6:10-18.

El Escudo de la Fe
Propósito militar práctico
Los romanos usaban un escudo largo y rectangular, que se extendía desde las rodillas hasta la barbilla y podía protegerlos de las flechas y lanzas. Los soldados también podrían ser arrodillar detrás de sus escudes cuando eran atacados por una gran andanada de flechas o dardos. El escudo romano era un poco más pesado y estorbaba más que el escudo circular griego, el cual era más pequeño; pero el ejército tenía una serie de ejercicios y un manual de armas, diseñado para dar flexibilidad y la fuerza soldado en el uso del escudo. [Nuestra fe es nuestro escudo y el Manual de Armas del cristiano es la Biblia, la cual fue diseñada por Dios para darle a cada soldado lo que necesita a fin de que pueda defenderse de los dardos de fuego que inevitablemente recibe.] Cuando había grupos de soldado que tenían sitiada a una ciudad, ellos podrían ponerce en formación mu cerca el uno del otro,  y mantener sus escudos sobre sus cabezas para formar un gran círculo y proteger al grupo de flechas de fuego. El salmista dice: "En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti." Salmo 119:11.

Aplicación Guerra Espiritual
El escudo romano representa la fe del creyente en las promesas de Dios, la fe es alimentada por medio de la Palabra de Dios. "Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios." Romanos 10:17. El valor de la fe no radica en la persona que la ejerce, sino en la persona sobre la cual la fe está depositada. La confianza que se tiene en alguien depende de cuán confiable sea la persona. La fe es algo que todas las personas poseen y utilizan todos los días. El problema es que la depositan en lo que no deben. Conocer la Biblia y al Dios de la Biblia imparte fe al cristiano. Entonces, esa fe debe ser ejercitada a trav s de confiar en las promesas que Dios ha dado. Debemos siempre recordar que Dios lucha por nosotros y que la protección divina es algo impresionante. "Jehová os dice así: No temáis ni os amedrentéis delante de esta multitud tan grande, porque no es vuestra la guerra, sino de Dios." 2 Crónicas 20:15.

Continuará...