Tuesday, December 28, 2021

La Vida en la Palabra de Dios

 

 
Cada semilla tiene en sí misma un principio germinativo. En él se envuelve la vida de la planta. De igual manera hay vida en la Palabra de Dios. Cristo dijo: "las palabras que yo os he hablado son espíritu  y  son vida"....En cada mandato y en cada promesa de la Palabra de Dios se halla el poder, la vida misma de Dios, por medio de los cuales el mandato puede ser cumplido y la promesa realizada. El que por la fe recibe la Palabra está recibiendo la vida misma y el carácter de Dios.

Al ser hecho partícipes de esa Palabra, nuestra fortaleza espiritual es aumentada; crecemos en la gracia y en el conociminto de la verdad.

Se forman y se fortalecen los hábitos de la disciplina propia. Las debilidades de la niñez—la inquietud, la obstinación,el egoísmo, las palabras imprudentes, los actos impulsivos—desaparecen y en su lugar se desarrollan las gracias de la masculinidad y la femineidad cristianas.

Mediante su poder, hombres y mujeres han roto las cadenas del hábito pecaminoso. Han renunciado al egoísmo. El profano se ha vuelto reverente, el borracho sobrio, el libertino puro. Las almas que han tenido la semejanza de Satanás han sido transformadas a la imagen de Dios.

¿Querría asimilarse a la imagen divina? . . . ¿Bebería del agua que Cristo le dará, que será en Ud. un pozo de agua que brota para vida eterna? ¿Daría frutos para la gloria de Dios? ¿Estaría dispuesto a refrescar a los demás? Luego, con el corazón hambriento del pan de vida, la Palabra de Dios, escudriñe las Escrituras y viva de cada palabra que sale de la boca de Dios. La santificación y la justicia de su alma serán el resultado de la fe en la Palabra de Dios, que conduce a la obediencia de sus mandamientos. Que la Palabra de Dios sea para Ud. como la voz de Dios instruyéndole y diciendo: "Este es el camino, andad por él". Cristo oró: "Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad."
 

Monday, December 20, 2021

El Mayor Don

 

 
En la redención Dios ha revelado su amor en sacrifico, un sacrificio Tan amplio y profundo y alto que es inconmensurable. "De tal manera amó Dios al mund que ha dado a su Hijo unigénito. . . ."
Cuando el pecado de Adán sumió a la raza en una miseria desesperada, Dios pudo haberse apartado de los seres caídos. Pudo haberlos tratado como los pecadores merecían ser tratados. Pudo haber
ordenado a los ángeles del cielo que derramaran sobre nuestro mundo las copas de su ira. Pudo haber eliminado esta mancha oscura de Su universo. Pero no lo hizo. En lugar de desterrarlos de Su
presencia, se acercó aún más a la raza caída. Dio a su Hijo para que se convirtiera en hueso de nuestros huesos y carne de nuestra carne.

El Verbo "se hizo carne y habitó enre nosotros...lleno de gracia y de verdad."
Cristo, por su relación humana con los hombres, los acercó a Dios. Vistió su naturaleza divina con el atuendo de la humanidad y demostró ante el universo celestial, ante los mundos no caídos, cuánto ama Dios a los hijos de los hombres. 

El don de Dios al hombre está más allá de todo cálculo. No se retuvo nada. Dios no permitiría que se dijera que Él podría haber hecho más o revelar a la humanidad una mayor medida de amor. En el don de Cristo dio todo el cielo.

El Altísimo, que estaba con el Padre antes que el mundo fuese, se sometió a la humillación para elevar a la humanidad. La profecía quita el velo, para que podamos contemplar el trono del cielo, para que podamos ver sobre ese trono, alto y sublime, a Uno que en forma humana, vino a nuestro mundo para sufrir, para ser lacerado con azotes y magullado por nuestra culpa e injusticias.

Así, Dios mostró su amor por el hombre. Con Cristo dio todo el cielo, para que la imagen moral de Dios sea restaurada en el hombre. . . . Su gracia en toda su inmensidad se proporciona a todos. Sons And Daughters of God, pág. 11.

Wednesday, December 15, 2021

Poder Espiritual

Debemos reflejar el carácter de Jesús. En todas partes, ya sea en la iglesia, en nuestros hogares o en las relaciones sociales con nuestros vecinos, debemos dejar que aparezca la hermosa imagen de Jesús. Esto no lo podemos hacer a menos que estemos llenos de Su plenitud. Si conociéramos mejor a Jesús, deberíamos amarle por su bondad y excelencia y deberíamos desear asimilarnos tanto a su carácter divino que todos sabrían que hemos estado con Jesús y hemos aprendido de él.

Al llevar a cabo en nuestra vida los principios puros del Evangelio de Cristo, honramos y glorificamos a nuestro Padre que está en los cielos. Cuando hacemos eso, estamos reflejando la luz celestial sobre el mundo oscuro que nos rodea. Los pecadores se verán obligados a confesar que no somos hijos de las tinieblas, sino hijos de la luz. ¿Cómo sabrán eso? Por los frutos que damos. Los hombres pueden tener sus nombres en el libro de la iglesia; pero eso no los convierte en hijos de la luz. Pueden ocupar cargos honorables y recibir elogios de los hombres; pero eso no los convierte en hijos de la luz. . . . Debe haber una profunda obra de gracia: el amor de Dios en el corazón, y ese amor se expresa mediante la obediencia.

Es Cristo morando en el alma el que nos da poder espiritual y nos hace canales de luz. Cuanta más luz tengamos, más podremos impartir a los que nos rodean. Cuanto más cerca vivamos de Jesús, más claras vislumbres tendremos de su hermosura. Al contemplarlo en Su pureza, discernimos más claramente nuestras propias faltas de carácter. Lo anhelamos a Él, y a esa plenitud que hay en Él, y que brilla en la perfección de Su carácter celestial; y al contemplarlo, llegamos a ser transformados a Su imagen. . . .

Todos los días estamos sembrando algún tipo de semilla. Si sembramos la semilla de la incredulidad, cosecharemos la incredulidad; si sembramos orgullo, cosecharemos orgullo; si sembramos obstinación, segaremos obstinación, "porque todo lo que el hombre sembrare, eso también segará". . . .

  Nuestros corazones pueden estar llenos de toda la plenitud de Dios; pero hay algo que debemos hacer. No debemos acariciar nuestras faltas y pecados, sino desecharlos y apresurarnos a poner en orden nuestro corazón. Una vez hecho eso, tomemos la llave de la fe y abramos el depósito de las ricas bendiciones de Dios. . . . Hay una plenitud infinita de la que extraer; y tenemos la promesa de nuestro divino Señor: "Conforme a tu fe te sea hecho". Podemos ganar la corona de la vida, un lugar a la diestra de Dios, y al entrar por las puertas de perlas, escuchar las palabras, más dulces que cualquier música: "Bien, buen siervo y fiel...: Entra en el gozo de tu señor "(Mateo 25:23) The Signs of the Times, 18 de agosto del 1887.

Wednesday, December 8, 2021

Trabajen Fielmente Donde Están

 

Cuando hayamos hecho todo lo que podemos, debemos considerarnos siervos inútiles. No hay lugar para el orgullo por nuestros esfuerzos; porque dependemos en todo momento de la gracia divina, y no tenemos nada que no hayamos recibido. Jesús dice: "Sin mí nada podéis hacer".

 Somos responsables únicamente de los talentos que Dios nos ha otorgado. El Señor no reprende a los siervos que han doblado sus talentos, que han hecho conforme a su capacidad. Aquellos que demuestren así su fidelidad pueden ser elogiados y recompensados; pero los que holgazanean en la viña, los que no hacen nada, o hacen negligentemente la obra del Señor, manifiestan por sus obras, su verdader interés en la obra a la que han sido llamados. . . . El talento que se les ha otorgado para la gloria de Dios y la salvación de las almas no ha sido apreciado y ha sido abusado. El bien que podrían haber hecho queda sin realizar, y el Señor no puede recibir lo suyo con la usura. 

 ¡Cuán pocos aprecian esas bendiciones! ¡Cuán pocos buscan mejorar su talento y aumentar su utilidad en el mundo! El Maestro ha entregado a cada uno su obra. A cada uno le ha dado según su capacidad, y su encomienda es proporcional a su capacidad. Dios requiere que cada uno sea obrero en su viña. Debes asumir el trabajo que se le ha encomendado y hacerlo fielmente. 

 "Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas; porque en el Seol, adonde vas". Que elhmbre de negocos conduzca su negoci de la manera que glorificará a su Señor a causa de su fidelidad. Que lleve su religión a todo lo que se haga y revele a los hombres el Espíritu de Cristo. Sea el mecánico un representante diligente y fiel de Aquel que trabajó en los humildes caminos de la vida en las ciudades de Judea. Obre todo aquel que nombra el nombre de Cristo, para que el hombre, al ver sus buenas obras, sea inducido a glorificar a su Creador y Redentor. "Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor" Que la edificación del reino de Cristo sea su pensamiento constante, y deje que todos los esfuerzos se dirijan hacia ese fin. 

Que nadie se lamente por no tener mayores talentos que usar para el Maestro. Mientras está insatisfecho y se queja, está perdiendo un tiempo precioso y oportunidades valiosas. Agradezca a Dios por la capacidad que tiene y ore para que pueda cumplir con las responsabilidades que se le han encomendado. Si desea una mayor utilidad, ponga manos a la obra y adquiera aquello por lo que llora. Vaya a trabajar con paciencia constante y haga lo mejor que pueda, independientemente de lo que estén haciendo los demás.“Cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí”.No deje que su pensamiento o tus palabras sean “¡Ojalá tuviera una obra más grande! ¡Ojalá estuviera en esta o en aquella posición!” 

Cumpla con su deber donde se encuentre. Haga las mejores inversiones posibles con su don encomendado en el mismo lugar donde su trabajo contará más ante Dios. Apartae de sí toda murmuración y contienda. No trabaje por la supremacía. No tenga envidia de los talentos de los demás; porque eso no aumentará su capacidad para hacer un buen o un gran trabajo. Use su don con mansedumbre, humildad, fe confiada, y espere hasta el día del juicio final, y no tendrá motivo de dolor o de vergüenza..—Review and Herald, 1 de mayo del 1888.