Monday, August 30, 2010

Los Diez Mandamientos de la Salud--- Parte 3

Por Jacob Teske, M.D.


Los Diez Mandamientos de la Salud

1. Use agua abundamentemente
2. Use aire puro
3. Tome el sol apropiadamente
4. Haga suficiente ejercicio
5. Descanse apropiadamente
6. Tenga una dieta adequada
7. Absténgase de prácticas dañinas
8. Protéjase de lesiones
9. Tenga una disposición alegre
10. Confíe en Dios.


3. Tome el sol apropiadamente

Hay propiedades vivificantes en los rayos del sol. Pero los rayos del sol también pueden ser perjudiciales si impropiamente utilizados. Los rayos ultravioleta del sol pueden causar cánceres de la piel, perola mayoría de los cánceres de la piel se pueden curar fácilmente. Sin embargo, hay algunos cánceres de la piel tales como los melanomas, que ponen la vida en peligro.
La vida y la muerte se encuentran en los rayos del sol. Un bronceado saludable de la piel la hace resistente a la infección. La luz del sol alivia la tensión y ayuda a la persona a relajarse, proporcionándole un s entido de bienestar.
Los rayos del solo producen vitamina D mediante una reacción de los rayos ultravioletas con los aceites de la piel. Una persona nunca tiene que preocuparse de si recibe una sobredosis de vitamina D o de recibir un producto que ha caducado.
No obstante, todos debieran evitar exponerse al sol de una manera exagerada, porque eso sería dañino. Una buena regla a seguir es tomar el sol solamente hasta el punto en que no cause eritema, enrojecimiento de la piel o una quemadura.

Continuará. . .

Monday, August 23, 2010

Los Diez Mandamientos de la Salud---Parte 2

Por Jacob Teske, M.D.


Los Diez Mandamientos de la Salud

1. Use agua abundamentemente
2. Use aire puro
3. Tome el sol apropiadamente
4. Haga suficiente ejercicio
5. Descanse apropiadamente
6. Tenga una dieta adequada
7. Absténgase de prácticas dañinas
8. Protéjase de lesiones
9. Tenga una disposición alegre
10. Confíe en Dios.


2. Use aire puro

El aire libre está disponible en todas partes es este planeta, pero puede que el aire puro no este disponible en todas partes. Hasta en lugares donde está disponible en abundancia, la gente no siempre expande sus pulmones para inhalar grandes cantidades de aire vivicante. Muchas personas existen con menos de un suministro óptimo de oxígeno para sus órganos. El oxígeno es esencial para la vida. Uno no puede vivir por mucho tiempo sin él.
Vivier en una ciudad congestionada crea un problema para poder respirar una abundancia de aire puro. Todos los que puedan hacerlo, debieran vivir en el campo, donde pueden tener mucho mejor aire.
Ciertos ambientes constituyen una gran amenaza para la salud. Un esposo quien es un fumador habitual le impone a su esposa mucho aire cargado de nicotina. Las estadísticas muestran que las personas que respiran humo secundario de cigarrillo sufren de una incidencia de cáncer del pulmón muchas veces mayor que aquellos que no respiran aire lleno de nicotina.
Los que trabajan en oficinas se beneficiarían grandemente si pracitcan ocasionalmente un ejercicio de respiración profunda. Esto aumentará la circualción al cerebro y les ayudará a tener una mente má clara.




El doctor Teske escribió este artículo desde Hanford, California.


Continuará. . .

Monday, August 16, 2010

Los Diez Mandamientos de la Salud---Parte 1


Los Diez Mandamientos de la Salud
Por Jacob Teske, M.D.

Los primeros cuatro mandamientos de la ley moral tratan del deber del hombre para con Dios. Estos son en breve: "No tendrás dioses ajenos delante de mí.No te harás imagen. No tomarás el nombre de Jehová to Dios en vano.Acordarte has del día del reposo para santificarlo." Véase Éxodo 20:3–8. Después de que Adam fue creado, estos cuatro mandamientos eran todo lo que él tenía que saber. Después de que Eva cue creada y ellos comenzaron a poblar la tierra, se necesitó un conocmiento de cada uno de los Diez Mandamientos.
Después de que Adam y Eva pecaron, estuvieron sujetos a todos los defectos que resultan del pecado y a las pasiones y a los deseos carnales. Necesitaban las reglas de la ley natural. Éstas pueden ser convenientemente resumidas en un decálogo de diez mandamientos de salud.
Cualquier fabricante que hace una máquina complicadas generalmente provee con ella una guía para el cuidado y la operación de esa máquina, a fin de que funcione apropiadamente y dure por mucho tiempo.
El Creador, quien hizo a los seres humanos ha diseñado la maquinaria más maravillos y complicada, el cuerpo humano. También lo ha colocado bajo una serie de leyes naturales explícitas. El desobedecer estas leyes traerá deterioro, enfermedad y dolor. Mientras que el obedecer traerá felicidad, bienestar y longevidad.
Los adventistas del séptimo día son muy afortunados de que Dios les haya dado una serie de leyes naturales y un plan de vida escrito por Elena G. de White hace más de cien años. Estas leyes producirán vigor físico, satisfacción, bienestar y un aumento en la longevidad. Muchas de estas reglas de vida fueron dadas décadas antes de que el público en general las recibiera de parte de la profesión médica. Unos pocos de estos principios de salud todavía no son aceptados por la mayoría de las personas, mientras que se cree ser verdaderos un gran número de ellos, pero no son seguidos. Las estadísticas muestran que el obedecer estas reglas de la ley natural ha aumentado la longevidad de las personas un promedio de siete años.
Como un vistazo general de estas leyes naturales, enumeraré brevemente diez mandamientos de la salud, los cuales proveearán a los que los obedecen de un aumento proporcional de vigor físico, salud, felicidad, bienestar, y longevidad.

Los Diez Mandamientos de la Salud

1. Use agua abundamentemente
2. Use aire puro
3. Tome el sol apropiadamente
4. Haga suficiente ejercicio
5. Descanse apropiadamente
6. Tenga una dieta adequada
7. Absténgase de prácticas dañinas
8. Protéjase de lesiones
9. Tenga una disposición alegre
10. Confíe en Dios.



1. Use agua abundamentemente

Un abastecimiento de agua generoso es esencial para la buena salud. Ésta es el medio para el transporte, y la sumistración de los nutrientes y del oxígeno que a los tejidos del cuerpo. También se lleva el bióxido de carbono de los tejidos a los pulmones para ser eliminado allí, y lleva los desechos del metabolimo de los tejidos a los riñones, para ser excretados.
Cuando alguien tiene una infección, todas las toxinas producidas por esa infección se acumulan en la sangre y en los otros fluidos del cuerpo. Ya que las toxinas son solubles en agua, pueden ser elimindas a través de los riñones si uno toma suficiente agua. Mientras más agua unto tome, más cantidad de esas sustancias tóxicas son diluidas, y menos daño le harán al cuerpo.
Beber suficiente agua también prevendrá la infección urinaria y eradicará una infección si ésta ocurre.
Uno debiera tomar de seis a ocho vasos de agua diariamente, pero si uno suda considerablemente, mucho más es necesario tomar.

El doctor Teske escribió este artículo desde Hanford, California.


Continuará. . .

Monday, August 9, 2010

Las Primeras Experiencias—La Dirección Siempre Presente




Por John Orr Corliss


En el año 1866, John Orr Corliss llegó a ser un bautista libre y en el 1868 se convirtió en adventista del séptimo día. Vivió con la familia de James White por algún tiempo y fue instruído por Joseph Bates en las creencias adventistas del séptimo día. Fue pionero de la obra adventista en Australia, así como en los estados de Virginia, Colorado y California. A finales de los años 1880, Corliss y A. T. Jones fueron los primeros adventistas del séptimo día en presentarse ante los legisladores para abogar por la causa de la separación de la iglesia y el estado. Véase The Seventh-day Adventist Encyclopedia, pág. 307.

John Corliss escribió en Review and Herald del 16 de enero al 20 de marzo de 1919, acerca de los comienzos del movimiento adventista del séptimo día, especialmente enfocándolos en el valor del espíritu de profecía como un agente para unificar al pueblo remanente de Dios.

Las siguientes remembranzas son parte de sus recuerdos publicados en esa revista.

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Al dejar a sus discípulos, Jesús les dijo: Id y enseñad a todas las naciones las cosas que os he mandado y he aquí yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo. Véase Mateo 28:19–20. Aquellos a quienes se dirigieron estas palabras, habían pasado tres años en compañía del Salvador y lo habían visto sanar a los enfermos, limpiar a los leprosos y resucitar a los muertos. Más aún, le oyeron hablar palabras de ánimo instructivas y preciosas, dirigidas a sus necesidades personales, mientras él señalaba el camino escabroso que aún tenían que recorrer. Especialmente, fueron ayudados cuando él les dijo que se iba solamente para poder prepararles un hogar permanente, después de lo cual vendría otra vez para llevarlos con él. Véase Juan 14:1–3.
Naturalmente, se sintieron grandemente apesadumbrados al pensar en perder de vista su benigno semblante y que les faltara el sonido de sus amables palabras. Pero en cierta medida, él suavizó su tristeza con la promesa de que en su ausencia física, su representante, el Espíritu Santo, estaría con ellos para convencerlos de pecado y de justicia, y también para dirigir su atención al gran día del juicio que habría de probar los caracteres de todos los hombres. Este Consolador prometido guiaría a los creyentes a la verdad que aún no había sido totalmente divulgada y también les mostraría todas las cosas que habrían de venir para las cuales ellos no estaban entonces completamente preparados. Juan 16:7–13.
Sería bueno recordar que esta amplia provisión no estaba limitada a una sola generación sino que era para que se cumpliera “aún hasta el fin del mundo”. No habiendo llegado aún este límite específico de tiempo, podemos, con la mayor seguridad, esperar la continua dirección del Espíritu a través de la obra general del mensaje final de Dios a los hombres. En este punto se puede sugerir que el don del Espíritu es el mismo para todos y por lo tanto, cada individuo puede tener todo lo que el Espíritu tiene para impartir. Esto es cierto, en la medida hasta donde llegue la responsabilidad de cada individuo, pero las ideas preconcebidas de la humanidad son tales, debido a influencias oscurecidas por el pecado, que cada persona piensa que su propio punto de vista es el único apropiado acerca de cómo debería progresar la obra en general; de manera que si no se hubiera provisto una conexión directa con el cielo, a través de la cual regular los asuntos, no se podría obtener unanimidad de sentimientos y el mensaje podría fallar en cumplir su propósito.

Continuará. . .

Tuesday, August 3, 2010

La Multitud Mixta---Parte 5

Los Leales



Sólo los fieles y leales, quienes, como Josué y Caleb tenían “otro espíritu” en ellos y decidieron “ir en pos” del Señor, van a entrar a la Canaán celestial.
“Después miré, y he aquí que el Cordero estaba en pie sobre el monte de Sión, y con él ciento cuarenta y cuatro mil, que tenían el nombre de él y el de su Padre escrito en la frente. Y oí una voz del cielo como estruendo de muchas aguas, y como sonido de un gran trueno; y la voz que oí era como de arpistas que tocaban sus arpas. Y cantan un cántico nuevo delante del trono, y delante de los cuatro seres vivientes, y de los ancianos; y nadie podía aprender el cántico sino aquellos ciento cuarenta y cuatro mil que fueron rescatados de entre los de la tierra. Éstos son los que no se contaminaron con mujeres, pues son vírgenes. Éstos son los que siguen al Cordero por dondequiera que va. Éstos fueron rescatados de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero; y en sus bocas no fue hallada mentira, pues son sin mancha delante del trono de Dios.” “Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús.” “Bienaventurados los que guardan sus mandamientos, para que su poatencia sea en el árbol de la vida, y que entren por las puertas en la ciudad.” Apocalipsis 14:1–5, 12; 22:14. (Versión Valera, 1979).



“Los que resisten en cada punto, que soportan cada prueba y vencen, a cualquier precio que sea, han escuchado el consejo del Testigo fiel y recibirán la lluvia tardía, y estarán preparados para la traslación.” Joyas de los Testimonios, tomo 1, pág. 66.

Concluido.