Wednesday, June 15, 2016

La Armadura de Dios—Conclusión



Amado Padre celestial, enfrento un mundo lleno de peligros visibles e invisibles, físicos y espirituales. Asi que, hoy, al comenzar mi día, después de habe pasado tiempo contigo, deseo tener una preparación para mi batalla diaria, como un soldado de la cruz y guerrero del Evangelio.
Por lo tanto, entrego mi vida y mi alma en tus manos y a tu cuidado en el Nombre precioso de tu amado Hijo Jesús, me entrego y encomiendo al poder y a la protección de tu Santo Espiritu, y a la custodia de tus santos ángeles.
Te doy gracias por proveerme de las armas que necesito para el combate diario en mi vida espiritual, me has dado la completa armadura de Dios. Acepto la responsabilidad de tomarla, de ponérmela, y de usarla por la fe.
A través del poder de la sangre de Cristo y de su poder como Mediador, reclamo la victoria sobre el enemigo, poniéndome por la fe, toda la armadura de Dios.

Me coloco el cinto de la verdad (Efesios 6:14) para que ciña mis lomos y me ayude a estar firme en las buenas nuevas del Evangelio y a no ser una víctima de las mentiras de Satanás.

Concede que mi corazón pueda estar firme, confiado en Jehová (Salmo 112:6-8).

Me pongo por la fe la coraza de la justicia para que pueda proteger mi corazón del mal, a fin de permanecer puro y santo, protegido por la sangre de Jesucristo. Guarda de esa manera mis áreas vitales para que no estén expuestas a los ataques y sofismas del enemigo.

Me pongo los zapatos del Evangelio de la paz de modo que pueda permanecer firme en las Buenas Nuevsa del Evangelio, para que tu paz brillare a través de mí e ilumine a todos los que encuentre. También para que mis pies no resbalen en terreno peligroso y pueda mantenerme en pie, sobre la Roca de mi salvación en medio del fragor de la batalla diaria.

Tomo el escudo de la fe. Te ruego que pueds estar listo para esquivar los dardos de fuego de Satanás en todas sus formas, incluyendo la duda, la negación y el engaño, así no seré vulnerable a la derrota espiritual. Esa es la victoria que vence al mundo, nuestra fe (1 Juan 5:4.)

Me pongo el casco o el yelmo de la salvación. Suplico que éste mantenga mi mente enfocada en Ti, y renovada diariamente por la Palabra de Dios, de manera que satanás no tenga un bastión en mis pensamientos.

Tomo la espada del Espíritu por la fe en mi mano. Ruego que la espada de doble filo de Tu Palabra esté lista en mis manos para que pueda exponer las palabras tentadoras del enemigo. Ruego que pueda recibir ayuda diariamente para saber cómo funciona la Palabra en mi ayuda.

Por la fe tu guerrero se ha puesto de toda la armadura de Dios, protégeme y ayúdame en la batalla de este día

Estoy dispuesto a vivir este día para tí, concede que pueda vivirlo en la victoria espiritual.
En el nombre de Jesús.
AMÉN.

Concluido

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