"Cualquiera, pues, que me oye estas palabras," Cristo dijo,
" y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre
la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon
contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. Pero
cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre
insensato, que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron
ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y
fue grande su ruina."
La gran obra de
los padres y maestros es la edificación del carácter—buscar la restauración de
la imagen de Cristo en aquellos que han sido puestos a su cargo....La formación
del carácter es la obra de una vida entera, y es para la eternidad. Si todos se pudieran dar cuenta de esto, si
despertáramos al hecho de que individualmente estamos decidiendo nuestro propio
destino y los destinos de nuestos hijos para vida eterna o para ruina eterna,
¡qué cambio tomaría lugar! ¡Cuán diferente sería la manera en que usaríamos
nuestro tiempo de gracia y cuá diferentes serían los caracteres que llenarían
nuestro mundo!
La pregunta que
debemos hacernos es: "¿Sobre qué fundamento estoy construyendo?"
Tenemos el privilegio de esforzarnos para obtener la vida inmortal; y es de la
mayor importancia que cavemos profundamente, removiendo toda la basura, y
construyendo sobre la Roca sólida e inamovible, Cristo Jesús. Él es el fundamento
seguro. " Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto,
el cual es Jesucristo." Solamente en Él está nuestra salvación. " Y
en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a
los hombres, en que podamos ser salvos."
North Pacific Union Gleaner, 17 de marzo del 1909.
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