Cuando Cristo tenía doce años, fue con sus padres a Jerusalem para asistir a la fiesta de la Pascua, y a su regreso, se perdió enla multitud. Después de su José y María lo habían buscado por tres días, lo encontraron en el atrio del Templo, "sentado en medio de los doctores, oyéndoles y preguntándoles. Y todos los que le oía, se pasmaban de su entendimiento y de sus respuestas". Hacíasus preguntas con una gracia que conquistaba a esos eruditos. Era elmodelo perfecto para todos los jóvenes. Siempre manifestó deferencia y respeto por los años. La religión de Jesús nunca llevará a ningún niño a ser rudo y descortés.
Cuando José y María encontraron a Jesús, se maravillaron, "y díjole su madre: Hijo, ¿por qué nos ha hecho así?" él les dijo,said "¿Qué hay?" Señalando al cielo, continuó, ¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me conviene estar?" Mientras pronunciaba esas palabras, la divinidad brilló a través de la humanidad. La luz y la gloria del cielo iluminó su rostro. . . .
Cristo no entró en su ministerio público sino hasta dieciocho años después de esto, pero estaba constantemente ministrando a otros, aprovechando cada oportunidad que se le ofrecía. Hasta en su niñez pronunció palabras de consuelo y ternura a jóvenes y mayores. Su madre no pudo dejar de notar Sus palabras, Su espíritu, Su voluntaria obediencia a todos sus requisitos.
No es correcto decir, como han dicho muchos escritores, que Cristo era como todos los niños. No era como todos los niños. Muchos niños son mal dirigidos y mal administrados. . . . Jesús fue instruido de acuerdo con el carácter sagrado de su misión. Su inclinación hacia la rectitud fue una constante gratificación para sus padres. Las preguntas que les hizo los llevaron a estudiar con más seriedad los grandes elementos de la verdad. Sus palabras conmovedoras sobre la naturaleza y el Dios de la naturaleza abrieron e iluminaron sus mentes.—Youth’s Instructor, 8 de septiembre del 1898.