Tuesday, October 11, 2022

Como la Levadura


 "El reino de los cielos es semejante a la levadura que tomó una mujer, y escondió en tres medidas de harina, hasta que todo fue leudado". Mateo 13:33.

En la parábola del Salvador, la levadura es usada para representar al reino de los cielos, ésta ilustra el poder vivificante poder asimilador de la gracia divina.

El pecador debe recibir la gracia divina antes de que sea preparado para el reino de gloria. Toda la cultura y la educación que el mundo puede dar fracasarán en convertir a un hijo degradado del pecado  en un hijo del cielo. La energía renovadora debe venir de Dios. . . . Así como la levadura, cuando se mezcla con la harina, obra de adentro hacia afuera, así es como mediante la renovación del corazón que la gracia de Dios obra para transformar la vida. . . .

La levadura escondida en la harina trabaja invisiblemente para poner toda la masa bajo su proceso de fermentación; así la levadura de la verdad obra en secreto, en silencio, constantemente, para transformar el alma. Las inclinaciones naturales se suavizan y se someten. Se implantan nuevos pensamientos, nuevos sentimientos, nuevos motivos. Se establece una nueva norma de carácter: la vida de Cristo. La mente cambia; las facultades son despertadas a la acción en nuevas líneas. . . . La conciencia se despierta. . . .

El corazón del que recibe la gracia de Dios rebosa de amor por Dios y por aquellos por quienes Cristo murió. El yo no está luchando por el reconocimiento. . . . Es bondadoso y considerado, humilde en su opinión de sí mismo, pero lleno de esperanza, confiando siempre en la misericordia y el amor de Dios....

La gracia de Cristo ha de controlar el temperamento y la voz. Su funcionamiento se verá en la cortesía y la tierna consideración mostrada de hermano a hermano, en amables palabras de aliento. La presencia de un ángel está en el hogar. La vida exhala un dulce perfume, que asciende a Dios como un santo incienso. El amor se manifiesta en bondad, mansedumbre, paciencia y longanimidad. El semblante cambia. Cristo, morando en el corazón, resplandece en los rostros de los que le aman y guardan sus mandamientos. . . . A medida que se efectúan esos cambios, los ángeles prorrumpen en un canto de éxtasis, y Dios y Cristo se regocijan por las almas formadas a la semejanza divina. God's Amazing Grace, pág. 18.

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