Sunday, June 5, 2011
Viajando por el Camino Angosto---Parte 3
Por Elena G. de White
Nota Editorial: El valor de las casas en los Estados Unidos ha caído por debajo del valor que las casas tenían durante la Gran Depresión.
La temporada de huracanes en el Atlántico ha comenzado con una advertencia de grande peligro para los Estados Unidos y los países del Caribe.
Los terribles tornados siguen.
El Dow Jones acaba de presentar terribles estadísticas y Peter Yastrow, un estadista de Wall Street ha dicho que los inversionistas han llegado a algo
cercano al pánico y que estamos al borde de una "Grande Depresión". y Mike Riddell le dijo a CNBC que la situación es casi igual a la que había antes del colapso
de Lehman Brothers hace tres años.
Los hospitales alemanes están desbordados de pacientes que sufren de la epidamia de E.coli en el país.
"Como la senda se hacía más estrecha aún, decidimos que no podíamos viajar seguros cabalgando; dejamos los caballos y continuamos
a pie, de a uno, cada cual siguiendo los pasos del anterior. En este punto parecieron descolgarse unas cuerdas pequeñas del alto muro blanco.
Las tomamos con ansiedad, para que nos ayudaran a guardar el equilibrio por la senda. A medida que viajábamos, la cuerda se movía con nosotros. Por fin el
sendero se hizo tan angosto que llegamos a la concluzión de que podíamos viajar con más seguridad sin zapatos ni medias. Nos los quitamos y viajamos descalzos.
"Entonces pensamos en aquellos que no se habían acostumbrado a soportar privaciones y durezas. ¿Dónde estaban ahora? No se hallaban en el grupo. Cada vez que el camino
cambiaba, algunos quedaban atrás, y permanecían solamente los que estaban acostumbrados a soportar vicisitudes. Las privaciones del camino solamente hacían que estas
personas estuvieran más ansiosas de proseguir hasta el fin.
"Nuestro peligro de caer dels endero aumentaba. Nos pegamos a la pared blanca y sin embargo no podíamos colocar nuestros pies completamenteen el sendero,
porque era demasiado angosto. Entonces suspendimos todo nuestro peso de las cuerdas, exclamando: '¡Nos sostienen desde arriba!' Las mismas palabras fueron pronunciadas
por todos los miembros del grupo que marchaban por el estrecho sendero. Al escuchar el ruido de la alegría y la rebelión que parecía provenier del abismo que estaba debajo,
nos estremecíamos. Oíamos juramentos profanos, chistes vulgares y cantos bajos y viles. Oíamos cantos de guerra y cantos de baile. Oíamos instrumentos musicales y risotadas
ruidosas, mezcladas con maldiciones y clamores de angustia y de amargo lamento. Entonces aumentaba más que nunca nuestra ansiedad por mantenernos en el estrecho y difícil sendero.
Gran parte del tiempo nos veíamos obligados a suspendernos completamente de las cuerdas, que aumentaban en tamaño a medida que progresábamos.
Continuará. . .
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