Sunday, October 28, 2012

El Sellamiento del Pueblo de Dios Parte 2



Por Elena G. de White

"Al principio de la gran controversia, Satanás había declarado que la ley de Dios no pidía ser obedecida, que la justicia no concordaba con la misericordia y que, si la ley había sido violada, que era imposible que el pecador fuese perdonado. Cada pecado debía recibir su castigo, sostenía insistentemente Satanás; y si Dios remitía el castigo del pecado, no era un Dios de verdad y justicia. Cuando los hombres violaban la ley de Dios y desafiaban su voluntad, Satanás se regocijaba. Declaraba que ello demostraba que la ley de Dios no podía ser obedecida; el hombre no podía ser perdonado. Por cuanto él mismo, después de su rebelión, había sido desterrado del cielo, Satanás sostenía que la familia humana debía quedar privada para siempre del favor de Dios. Insistía en que Dios no podía ser justo y, al mismo tiempo, mostrar misericordia al pecador.

"Pero aunque pecador, el hombre estaba en una situación diferente de la de Satanás. Lucifer había pecado en el cielo en la luz de la gloria de Dios. A él como a ningún otro ser creado había sido dada una revelación del amor de Dios. Comprendiendo el carácter de Dios y conociendo su bondad, Satanás decidió seguir su propia voluntad egoísta e independiente. Su elección fue final. No había ya nada que Dios pudiese hacer para salvarle. Pero el hombre fué engañado; su mente fué entenebrecida por el sofisma de Satanás. No conocía la altura y la profundidad del amor de Dios. Para él había esperanza en el conocimiento del amor de Dios. Contemplando su carácter, podía ser atraído de vuelta a Dios.

"Mediante Jesús, la misericordia de Dios fué manifestada a los hombres; pero la misericordia no pone a un lado la justicia. La ley revela los atributos del carácter de Dios, y no podía una jota o un tilde de ella para ponerla al nivel del hombre en su condición caída. Dios no cambió su ley, pero se sacrificó, en Cristo, por la redención del hombre. 'Dios estaba en Cristo reconciliando el mundo a sí'. . . .

"El amor de Dios ha sido expresado en su justicia no menos que en su misericordia. La justicia es el fundamento de su trono y el fruto de su amor.Había sido el propósito de Satanás divorciar la misericordia de la verdad y la justicia. Procuró demostrar que la justicia de la ley de Dios es enemiga de la paz. Pero Cristo demuestra que en el plan de Dios están indisolublemente unidas; la una no puede existir sin la otra. 'La misericordia y la verdad se encontraron; la justicia y la paz se besaron.'" El Deseado de Todas las gentes, págs. 709–711.

"La voluntad de Dios se expresaen los preceptos de su sagrada ley, y los principios de esta ley son los principios del cielo. Los ángeles que allí residen no alcanzan conocimiento más alto que el saber la voluntad de Dios, y el hacer esa voluntad es el servicio más alto en que puedan ocupar sus facultades.

"En el cielo no se sirve con espíritu legalista. Cuando Satanás se rebeló contra la ley de Jehová, la noción de que había una ley sorprendió a los ángeles casi como algo en que no habían soñado antes. En su ministerio, los ángelesno son como siervos, sino como hijos. Hay perfecta unidad entre ellos y su Creador. La obediencia no es un trabajo penoso para ellos. El amor a Dios hace de su servicio un gozo. Así sucede con toda alma en la cual mora Cristo, la esperanza de gloria. Ella repite lo que dijo él: 'Me complazco en hacer tu voluntad, oh Dios Dios miío, y tu ley está en medio de mi corazón'.

"Al orar: 'Sea hecha tu voluntad, como en el cielo, así  también en la tierra", se pide que el reino del mal en este mundo termine, que el pecado sea destruido para siempre, y que se establezca el reino de la justicia. Entonces, así como en le cielo, se cumplirá en la tierra 'todo su bondadoso beneplácito'." El Discurso Maestro de Jesucristo, págs. 93–94.


Continuará. . .

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