Wednesday, April 15, 2015
Los Ciento Cuarenta y Cuatro Mil — Parte 10
"Y oí el número de los sellados: ciento cuarenta y cuatro mil sellados de todas las tribus de los hijos de Israel." Apocalipsis 7:4.
"Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas." Mateo 6:33.
Por qué fue cambiado el nombre de Jacob [Suplantador] a Israel [Príncipe de Dios]
"Así se quedó Jacob solo; y luchó con él un varón hasta que rayaba el alba. Y cuando el varón vio que no podía con él, tocó en el sitio del encaje de su muslo, y se descoyuntó el muslo de Jacob mientras con él luchaba. Y dijo: Déjame, porque raya el alba. Y Jacob le respondió: No te dejaré, si no me bendices. Y el varón le dijo: ¿Cuál es tu nombre? Y él respondió: Jacob. Y el varón le dijo: No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel;[b] porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido. Entonces Jacob le preguntó, y dijo: Declárame ahora tu nombre. Y el varón respondió: ¿Por qué me preguntas por mi nombre? Y lo bendijo allí. Y llamó Jacob el nombre de aquel lugar, Peniel;[c] porque dijo: Vi a Dios cara a cara, y fue librada mi alma."Génesis 32:24-30.
"Pleito tiene Jehová con Judá para castigar a Jacob conforme a sus caminos; le pagará conforme a sus obras. En el seno materno tomó por el calcañar a su hermano, y con su poder venció al ángel. Venció al ángel, y prevaleció; lloró, y le rogó; en Bet-el le halló, y allí habló con nosotros. Mas Jehová es Dios de los ejércitos; Jehová es su nombre. Tú, pues, vuélvete a tu Dios; guarda misericordia y juicio, y en tu Dios confía siempre." Oseas 12: 2-6.
"El error que había inducido a Jacob al pecado de alcanzar la primogenitura por medio de un engaño, ahora le fue claramente manifestado. No había confiado en las promesas de Dios, sino que había tratado de hacer por su propio esfuerzo lo que Dios habría hecho a su tiempo y a su modo. En prueba de que había sido perdonado, su nombre, que hasta entonces le había recordado su pecado, fue cambiado por otro que conmemoraba su victoria. 'No se drá más tu nombre Jacob [el suplantador]—dijo el Ángel,—sino Israel: porque has peleado con Dios y con los hombres, y has vencido.'" Elena G. de White, Patriarcas y Profetas, pág. 197.
"No hubo una elección arbitraria por parte de Dios, por la cual Esaú fuera excluíd de las bendiciones de la salvación. Los dones de la gracia mediante Cristo son gratuitos para todos. No hay elección, excepto la propia, por la cual alguien haya de perecer....Es elegida toda alma que labre su propia salvación con temor y temblor. Es elegido el que ponga la armadura y pelee la buena batalla de la fe. Es elegido el que vele en oración, el que escudriúe las Escrituras, y huya de la tentación. Es elegido el que tenga te continuamente, y el que obedezca a cada palabra que sale de la boca de Dios."
"Satanás induce a muchos a creer que Dios pasarápor alto su infidelidad en los asuntos menos importantes de la vida; pero en su proceder con Jacob el Señor demostró que de ningún modo puede sancionar ni tolerar el mal. Todos los que traten de ocultar o excusar sus pecados, y permitan que permenezcan en los libros del cielo inconfesos y sin perdón, serán vencidos por Satanás....Sin embasrgo, la historia de Jacob es una promesa de que Dios no desechará a los que fueron arrastrados al pecado, pero que se han vuelto al Seóor con verdadero arrepentimiento. Por la entrega de sí mismo y por su confiada fe, Jacob alcanzó lo que no había podido alcanzar por su propia fuerza. Así el Señor enseñó a su siervo que sólo el poder y la gracia de Dios podían darle las bendiciones que anhelaba. Así ocurrirá con los que vivan en los últimos días. Cuando los peligros los rodeen, y la desesperación se apodere de su alma, deberán depender únicamente de los méritos de la expiación. Nada podemos hacer por nosotros mismos. En toda nuestra desamparada inidignidad, debe3mos confiar en los méritos del Salvador crucificado y resucitado....Jacob prevaleció, porque fue persevarante y decidido. Su experiencia atestigua el poder la oración insistente." Ibid. págs. 200-201.
Continuará....
Tuesday, April 7, 2015
Los Ciento Cuarenta y Cuatro Mil — Parte 9
"Y oí el número de los sellados: ciento cuarenta y cuatro mil sellados de todas las tribus de los hijos de Israel." Apocalipsis 7:4.
"Así se quedó Jacob solo; y luchó con él un varón hasta que rayaba el alba. Y cuando el varón vio que no podía con él, tocó en el sitio del encaje de su muslo, y se descoyuntó el muslo de Jacob mientras con él luchaba. Y dijo: Déjame, porque raya el alba. Y Jacob le respondió: No te dejaré, si no me bendices. Y el varón le dijo: ¿Cuál es tu nombre? Y él respondió: Jacob. Y el varón le dijo: No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel;[b] porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido." Génesis 32:24-26.
"No hay verdad tan claramente enseñada por la Biblia como la de que lo que hacemos, es resultado de lo que somos. En gran parte, los incidentes de la vida son el fruto de nuestros propios pensamientos y acciones. 'La maldición no viene sin causa.'
" 'Decid al justo que irá bien....¡Ay del malo! pues mal le irá; porque la recompensa de lo que han hecho sus manos le será dada.'
" '¡Escucha, oh tierra! He aquí que voy a traer el mal sobre este pueblo, es a saber el fruto de sus mismos pensamientos.'
"Es terrible esta verdad y debería ser profundamente inculcada. Toda acción reacciona sobre el que la ejecuta. Nunca un ser humano puede dejar de reconocer, en los males que aquejan su vida, el fruto de su propia siembra. Sin embargo, no estamos sin esperanza.
"Jacob recurrió al fraude para obtener el derecho de la primogenitura que ya le correspondía segúla promesa de Dios, y la cosecha que recogió fue el odio de su hermano. Durante los veinte años de destierro fue defraudado y sufrió injusticia y al fin se vio obligado a buscar
seguridad en la fuga, y recogió la segunda cosecha cuando vio reproducidos en sus hijos los malos rasgos de su propio carácter, cuadro fiel de las retribuciones de la vida humana.
"Pero Dios dice: 'Pues no contenderé para siempre, ni guardaré perpetuamente la ira; porque el espíritu desfallecería delante de mí, y las almas que yo he hecho. A causa de la iniquidad de su codicia, me indigné, y le castigué repetidad veces; escondí mi rostro, estando idignado; y él siguió andando perversamente en el camino de su corazón. Yo he visto sus caminos, y le sanaré; le conduciré también, y le devolveré consuelos a él y a sus penitentes; ...pas, pas al que esté lejos y al cercano, dice Jehová; pues yo le sanaré'.
"Jacob no fue abrumado por su pena. Se había arrpentido, había tratado de expiar el mal hecho a su hermano. Y cuando se vio amenazado de muerte a causa de la ira de Esaú, buscó ayuda en Dios. . . .
" 'Y le bendijo allí'. Con el poder de Dios, el perdonado dejó de ser un suplantador para ser príncipe con Dios. No sólo había sido librado de su hermano airado, sino de sí mismo. Había quebrantado el poder del mal en su propia naturaleza; había sido transformado su carácter.
"A la caída de la tarde se hizo la luz. Jacob, al repasar la historia de su vida, reconoció el poder sostenedor de Dios, 'el Dios que ha sido el Pastor mío desde que existo hasta el día de hoy; el Ángel que me rescató de todo mal'.
"El mismo caso se replica en la historia de los hijos de Jacob [los padres de las doce tribus de Israel], es decir la reacción del pecado sobre el que lo comete y el arrepentimiento que da fruto de justicia para vida.
"Dios no anula sus leyes. No obra contrariamente a ellas. No deshace la obra del pecado, pero la transforma. Por medio de su gracia, la maldición se convierte en bendición." Elena G. de White, La Educación, págs. 141-143.
Continuará...
Wednesday, April 1, 2015
Los Ciento Cuarenta y Cuatro Mil — Parte 8
"Y oí el número de los sellados: ciento cuarenta y cuatro mil sellados de todas las tribus de los hijos de Israel." Apocalipsis 7:4.
"De este conflicto serám reunidos los ciento cuarenta y cuatro mil . Su apariencia será similar a la de los hijos de Israel cuando salieron de Egipto. El faraón no les permitía que descansaran en el sábado. Él le llamó a la instrucción de Moisés y Aarón 'palabras de mentira' [Éxodo 5:9] o como el Dr. Adam Clarke lo expresó: 'Faraón dijo: 'dejen la religión a un lado y atiendan a su trabajo.' En 'el mismo día' [Éxodo 5:5, 6] que el rey se quejó de que Moisés Aarón estaban instruyendo al pueblo a que descansara, el rey dio la orden: 'De aquí en adelante no daréis paja al pueblo para hacer ladrillo, como hasta ahora; vayan ellos y recojan por sí mismos la paja. Y les impondréis la misma tarea de ladrillo que hacían antes, y no les disminuiréis nada; porque están ociosos, por eso levantan la voz diciendo: Vamos y ofrezcamos sacrificios a nuestro Dios.' [Éxodo 5:7,8.] Y las cargas de los hijos de Israel fueron grandmente aumentadas. Satanás estaba determinado a los israelitas no honraran el sábado del Señor, pero Dios liberó a su pueblo y destruyó a faraón y a todo su ejército. [Éxodo 14:19-31.]
"En la tierra, la marac distintiva de los ciento cuarenta y cuatro mil es el sello de Dios en sus frentes; en el cielo será el maravilloso cántico que cantarán: 'Y cantaban un cántico nuevo delante del trono, . . .y nadie podía aprender el cántico sino aquellos ciento cuarenta y cuatro mil que fueron redimidos de entre los de la tierra' [Apocalipsis 14:3.] 'Y cantan el cántico de Moisés siervo de Dios, y el cántico del Cordero' [Apocalipsis 15:3.] Es un cántico de experiencia —¡una melodía maravillosa! Ni siquiera el coro angelical puede unirse a esas maravillosas notas a medida que resuenan por las bovedas del cielo. Ni aun Abraham, el amigo de Dios, con toda su fe, puede unirse a ese canto. ¡Qué coro será ese! Ciento cuarenta y cuatro mil voces, todas en perfecta armonías, cantando el 'cántico de Moisés siervo de Dios, y el cántico del Cordero'.
"Como las doce tribus, después de cruzar el Mar Rojo, se unieron todas en el cántico de triunfo, así los últimos representatnes de las doce tribus de Israel en la tierra, mientras están en pie, un poderoso cuerpo de tropas, sobre el mar de vidrio, delante del trono de Dios en el cielo, cantarán el cántico de Moisés y del Cordero." S.N. Haskell, The Cross And Its Shadow, págs. 365-366.
Continuará...
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