Cristo sabe que sus hijos se encuentran en un mundo de pecado y de peligros, y está dispuesto a ofrecerles la mayor protección posible, si tan solo ellos se acogen a ella. Los hijos de Israel se acogieron a ella por la fe, cuando sacrificaron corderitos y aplicaron la sangre a los dinteles de sus puertas, coloándose de esa manera bajo la directa protección y autoridad de Cristo, no solamente como su Salvador personal por venir, sino también como su Señor y Rey.
"Y la sangre os será por señal en las casas donde vosotros estéis; y veré la sangre y pasaré de vosotros, y no habrá en vosotros plaga de mortandad cuando hiera la tierra de Egipto." Éxodo 12:13.
" Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte." Apocalipsis 12:11.
Permítasenos compartir unas cuantas esperiencias verídicas.
Una pareja jubilada puso todo su dinero en la crianza de gallinas para poder de esa manera, ganarse su sustento durante sus años de jubilación, pero aves de rapiña en su área estaban devorando rápidamente la esperanza de su sustento. Desesperada, la dama comenzó la costumbre de caminar alrededor de su propiedad al atardecer, rogando que Dios pusiera bajo la protección de la sangre de Cristo todo lo que estabadentro del círculo que lla caminaba. Las aves de rapiña se mudaron para la propiedad de sus vecinos y empezaron a devorar allí y cesaron de atacar a sus gallinas. De tal manera que sus vecinos clamaron por ayuda y ella tuvo que hablarles de su fe en la protección de la sangre del Salvador.
De igual manera, un granjero que tenía un pequeño número de reses, estaba sufriendo el ataque de lobos, los cuales se robaban y devoraban a los terneritos recién nacidos. El granjero hizo lo mismo, caminando el perímetro de su pequeña propiedad y rogando que Dios pudiera un cerco de protección alrededor de todo lo que ésta contenía y apelando a la sangre de Cristo. La próxima vez que un lobo trató de cruzar el perímetro por el cual el granjero había pasado orando y reclamando el poder protector de la sangre de Cristo, el lobo cayó muerto al pie de las reses sin hacerles daño y fue hallado muerto por el granjero.
Uno de los Redactores conoce a una dama quien estaba siendo perseguida en su trabajo por ser cristiana. Su supervisora, una persona no creyente, la detestaba sin razón alguna, y estaba buscando constantemente la manera de costarle el trabajo a la dama cristiana. Asustada por la posibilidad de perder su sustento, la cristiana se puso bajo la protección de la sangre de Cristo y desde entonces, cada una de las artimañas de su adversaria fracasóaron miserablente en costarle su empleo.
La sangre de Cristo no es un amuleto, pero es un símbolo de un escudo de protección extraordinario que Cristo puede colocar sobre sus hijos y que muy pocos aprovechan.
La batalla de Cristo en nuestro favor fue sangrienta. Él derramó gruesas gotas de sangre combatiendo en Getsemaní, mucho antes de derramar su sangre en el Calvario. Nosotros no hemos combatido hasta la sangre luchando contra el pecado.
La batalla fue sangrienta. La victoria fue sangrienta, pero también gloriosa.
Vaya ante Dios, y ruegue la sangre derramada del Salvador como la razón por la cual Ud. debe recibir ayuda en la batalla contra el mal. No rogará en vano. Al acercarse a Dios, con un sincereo pesar y con una plena certidumbre de fe, el enemigo que busca destruirlo será vencido.
Empape su vida entera en la preciosa y poderosa sangre del Cordero inmolado desde la fundacióm del mundo.
"Vuelvan a la fortaleza, prisioneros de esperanza. Busquen hallar fortaleza de parte de Dios. Mostrad una inquebrantable, humilde fe en su poder y en su disposición a salvar. De Cristo fluye un vivo raudal de salvación. Show an unwavering, humble faith in His power and His willingness to save. Él es la Fuente de la vida, la Fuente de todo poder. Cuando por la fe, nos aferramos a su fortaleza, Él cambiará, de una manera maravillosa, el panorama más desesperado y desalentador. Lo hará por la gloria de su nombre." Elena G. de White, Testimonies, tomo 8, págs. 11-12.
Dis desea que los que creemos en Él hablemos con fe a los que no creen, que hablemos con valor a los que no tienen esperanza. Que el Señor nos ayude a animarnos los unos a los otros en la fe y a probar sus pomesas y su poder mediante la fe viviente para que Él salga glorificado.
"Cuando Satanás contiende fuertemente por nuestras almas, acusándonos de pecado y alegando que somos su presa, la sangre de Cristo aboga con mayor poder." Elena G. de White, El Discurso Maestro de Jesucristo, pág. 13.
Continuará...
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