Monday, January 4, 2016

La Armadura de Dios —Parte 4


La armadura de Dios
Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza.
Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.
Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.
Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.
Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia,
y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz.
Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.
Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios;
orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos." Efesios 6:10-18.

La verdad. Una de las armas que constituye la armadura de Dios es la verdad. El rey David estaba consciente del poder protector de conocer la verdad: "Jehová, no retengas de mí tus misericordias;Tu misericordia y tu verdad me guarden siempre." Slamo 40:11.
"Hablando él estas cosas, muchos creyeron en él. Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos;  y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres." Juan 8:30-32.
Orando a su Padre a favor de sus discípulos y de todos los que habrían de creer en Él hasta el fin del mundo dijo: "No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad." Juan 17:15-17.

El estar ciego o no estar dispuesto a aceptar una parte de la verdad coloca a la persona en una situación vulnerable para caer en cautiverio al mal y al pecado. Cristo vino a liberar a los cautivos que quisiera recibir su libertad. Parte de la misión del Mesías era:
abrir "los ojos de los ciegos, para que saques de la cárcel a los presos, y de casas de prisión a los que moran en tinieblas". Isaías 42:7. El conocer y adoptar la verdad, como se encuentra en las Escrituras produce en el seguidor de Cristo el nuevo nacimiento espiritual, y eso produce una liberación del yugo del pecado.
De esa manera, somos adoptados en la familia de Dios (Efesios 1:5), experimentamos un nuevo comienzo y adoptamos una nueva dirección para nuestras vidas. Al obedecer la verdad, somos purificados por ella (1 Pedro 1:22), esto nos ayuda a resistir en contra del pecado. Al ceñir nuestros  lomos con la verdad, recibimos la protección de Dios en contra de todos los peligros que nos rodean.

Continuará....

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