Monday, January 18, 2016

La Armadura de Dios —Parte 6



La armadura de Dios
Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza.
Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.
Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.
Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.
Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia,
y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz.
Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.
Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios;
orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos." Efesios 6:10-18.

La manera en que Pablo se refiere a la armadura (panoplia en el griego), es como si él hubiera querido dar a entender que la armadura era una proposición de todo o nada, algo esencial que se necesitaba para poder hacer lo que todo soldado debe hacer. Para poder estar firme "contra las asechanzas del diablo". La expresión que Pablo usó para referirse a "las asechanzas del diablo" fue la palabra methodeia. Esa es una palabra griega que denota una ruta o sendero que se un camino o carretera que se recorre. Esto se debe a que el diablo intenta continuamente asegurar un punto de apoyo para que poder comenzar la construcción de una carretera que guía a su mente. Todo es un método de trabajo, es metódico y sistemático.

La armadura de Dios no es solamente la armadura protectora de un soldado que enfrenta una batalla constante en una guerra sin cuartel llamada la gran controversia, sino que también es la armadura de un intercesor.
Siguiendo el ejemplo de Cristo, quien oraba mucho cuando estuvo en la tierra y quien ahora intercede por nosotros en el santuario celestial, este soldado también intercede, por sí mismo, por los suyos, por sus hermanos, por las almas, por el adelanto de los intereses de Dios en la tierra.

"Y vio que no había hombre, y se maravilló de que no hubiera quien intercediese; por eso su propio brazo lo salvó, y su misma justicia le sostuvo." Isaías 59:16 (Reina Valera, Revisión 1977.)

"Pues de justicia se vistió como de una coraza, con yelmo de salvación en su cabeza; tomó ropas de venganza por vestidura, y se cubrió de celo como de manto." Isaías 59:17. (Reina Valera, Revisión 1960.)

Esta es la armadura de Jesús. Él es nuestro ejemplo en todas las cosas.

Como observamos en nuestra artículo anterior, el cinturón no es la pieza más notable de la armadura, sin embargo, en realidad es la pieza central que sostiene todo el resto de una manera segura en su lugar y provee algo para llenar cada necesidad durante la batalla. El cinturón era amplio y de cuero resistente. De éste colgaba una falda superpuesta, de tiras de cuero que en la superficie interior estaban blindadas con pequeñas piezas rectangulares de metal que estaban sujetadas por remaches decorativos que se veían en el exterior. También desde el cinturón colgaban ganchos especializados y argollas para asegurar la vaina que contenía la espada en el ángulo correcto, la aljaba, que contenía lanzas y un aparato sobre el que descansa un escudo grande de batalla. Además, en la cinta habían sujetadores con los cuales mantenía la coraza en su lugar apropiado. Los suministros de pan, de aceite y de agua se cargaban también en el cinturón.
El cinturón de la verdad representa para nosotros la Palabra de Dios.

"Fue la Palabra de Dios lo que venció a Satanás. Entonces, los que hacen de esa Palabra su estudio, se están armando a sí mismos con armas de poder divino en contra de los ataques del enemigo." Signs of the Times, Vol. I, pág. 290.

"Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad." Juan 17:17.

"Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres." Juan 8:32.

"Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí." Juan 14:6.

"En palabra de verdad, en poder de Dios, con armas de justicia a diestra y a siniestra." 2 Corintios 6:7.

Del mismo modo que el cinturón es fundamental para la armadura de Dios, la Palabra escrita de Dios (la Biblia) es fundamental para todo lo relacionado con la guerra espiritual. Sabemos por la Palabra escrita que Dios nos han hecho la justicia de Dios en Cristo, la fe en la justicia de Cristo asegurará fuertemente nuestra coraza de justicia. La fe (el escudo) viene por el oír la Palabra de Dios. Si amamos tener comunión con Dios, vamos a llenar nuestros corazones de su Palabra. En ese caso, la vaina, que sostiene la espada, podría representar el corazón lleno de la Palabra de Dios. Y "de la abundancia del corazón, habla la boca." Cuando nuestro corazón está lleno de la Palabra escrita, podemos desenvainar la espada de la Palabra hablada de Dios. Si seguimos los mandatos de Dios, podemos estar seguros de que estamos en la voluntad de Dios, de que vivimos y caminamos en las promesas del registro escrito de la Palabra de Dios.

"El respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios." Mateo 4:4.

Continuará...

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