La armadura de Dios
Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza.
Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.
Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.
Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.
Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia,
y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz.
Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.
Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios;
orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos." Efesios 6:10-18.
Calzados los Pies con el Apresto del Evangelio de la Paz
Los zapatos o sandalias del soldado romano no eran calzados corrientes. Se tomaba un gran cuidado el poder suplir a los soldados de calzados apropiados para su asignación.Sus zapatos (o botas de tiras de cuero) consistían de unas sandalias cortadas y entretejidas de una manera elaborada, cuyas suelas estaban formadas por capas de metal y de cuero, las cuales se unían con clavos que se se extendían, fuera de las sandalias, media pulgada, en algunos casos varias pulgadas, de manera que se enterraban en la tierra, para evitar que se movieran.
Algunos tenían picos de metal por los dedos del pie y espuelas con las cuales podían hacer daño al enemigo. La parte superior de las sandalias estaban a menudo blindadas por medio de pequeñas piezas de metal que cubrían parcialmente la parte superior del calzado clavetadas a las correas de cuero. Además, adjunta a la parte superior de la sandalia habían grebas de metal desmontables, que se extendían hacia arriba para proteger las rodillas, las pantorrillas y los tobillos.
De esa manera, los zapatos o sandalias del soldado no eran simplemente calzado para que estuviera cómodo y fuera efectivo en la lucha o pudiera avanzar en la marcha, sino que eran una parte de su armamento en la batalla.
A menudo se nos ha dicho que el avance del Evangelio debe ser agresivo. No en el sentido de avanzarlo por la fuerza, sino en el sentido de que la aspereza del terreno (las pruebas y dificultades que se presenten, a la vez que los obstáculos) no deben detener al fiel soldado de Cristo.
Continuará...
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