" 'Confíen en el Señor.' Cada día tiene sus cargas, sus
cuidados y perplejidades; y cuando nos reunimos, cuán listos estamos para
hablar de nuestras dificultades y pruebas. Tantos problemas anticipados se
inmiscuyen, se da rienda suelta a tantos temores, se expresa el peso de tanta ansiedad, que casi se
podría suponer que no tenemos un poderoso y misericordioso Salvador, listo para
oír todas nuestras peticiones, ser para nosotros una ayuda presente en todo
tiempo de necesidad.
"Algunos siempre tienen temor y andan buscando
dificultades. Todos los días están rodeados por las muestras del amor de Dios,
todos los días gozan de la bondad de su providencia; pero pasan por alto estas
bendiciones diarias. Sus mentes están siempre en algo desagradable que temen
pueda sobrevenir, o en alguna dificultad que realmente pueda existir, la cual,
aunque pequeña, ciega sus ojos a las muchas cosas que exigen gratitud. Las
dificultades con que tropiezan, en vez de guiarlos a Dios, la única fuente de
ayuda, los separan de Él, porque despiertan desasosiego y pesar.
"Hermanos y hermanas, ¿hacemos bien en ser tan incrédulos?
¿Por qué hemos de ser ingratos y desconfiados? Jesús es nuestro Amigo. Todo el
cielo está interesado en nuestro bienestar; y nuestra ansiedad y el miedo
afligen al Espíritu Santo de Dios. No debemos espaciarnos en una preocupación
que solamente nos causa desasosiego y nos desgasta, pero no nos ayuda a
soportar las pruebas. No se debe dar lugar a la desconfianza en Dios que nos
lleva a hacer de una preparación en contra de un futuro infortunio el objetivo
básico de la vida, como si nuestra felicidad consistiera en estas cosas de la
tierra, y pudiéramos obtenerlas sin tener en cuenta el hecho de que Dios
controla todas las cosas....
"Comiencen cada día con la oración sincera, sin omitir el
ofrecer alabanza y acción de gracias. Pidan sabiduría para administrar sus
asuntos con discreción, y de ese modo evitar la pérdida y el desastre. Hagan
todo lo posible de su parte para lograr resultados favorables. Jesús ha prometido
ayuda divina, pero no al margen de los esfuerzos humanos." Review and Herald, 3
de febrero de 1885.
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