"El Ángel, quien es Cristo mismo, el Salvador de los pecadores, silenció al acusador de su pueblo, diciendo: ' Y dijo Jehová a Satanás: Jehová te reprenda, oh Satanás; Jehová que ha escogido a Jerusalén te reprenda. ¿No es éste un tizón arrebatado del incendio?' [Zacarías 3:2]. Por mucho tiempo, Israel había permanecido en el horno de la aflicción. A causa de sus pecados, habían sido casi consumidos en la llama encendida por Satanás y sus agentes para su destrucción; pero ahora Dios había puesto su mano para sacarlos. En su penitencia y humillación, el compasivo Salvador no dejará a su pueblo a merced del cruel poder de los impíos. ' No quebrará la caña cascada, ni apagará el pábilo que humeare'. [Isaías 42:3]." Review an Herald, 2 de enero del 1908.
"Cuando nuestros enemigos traten de colocar sobre nosotros las negras vestiduras de la impiedad, no nos exasperemos ante su injusticia. Cuando nuestros esfuerzos sean falsificados, cuando nuestros motivos y nuestras palabras sean pintados en colores tan negros como la tinta, recordad a los que fueron tratados de la misma manera antes que vosotros. ¡Cuánto fueron calumniados, desacreditados y perseguidos los santos de Dios en las épocas pasadas! Por siglos sus nombres estuvieron cubiertos de infamia. Todo lo que los ejércitos del infierno pudieron hacer fue hecho para acumular reproche sobre ellos como si fueron los más viles de los hombres. Pero Juan, en santa visión contempló a las almas fieles que salieron de grande tribulación, rodeando el trono de Dios, vestidos de vestiduras blancas y coronados de gloria inmortal [Apocalipsis 7:14, 9]. ¿Qué importa que fueron considerados como la hez de la tierra? En el Juicio Investigador, sus vidas y caracteres fueron revisados ante Dios, y ese solemne tribunal revocó la ddecisión de sus enemigos. Su fidelidad a Dios y a Su palabra se vio revelada, y los altos honores del Cielo les fueron conferidos como vencedores en la lucha con el pecado y con Satanás.
"Hermanos, podemos esperar. Dejad que nuestros enemigos se vanaglorien porque nos han representado en un carácter que se adapta a su fantasía maliciosa. Pero Cristo va a juzgar con justicia, y recompensará a cada hombre de acuerdo con sus obras. A Sus fieles, quienes han sido revestidos por sus enemigos en negras vestimentas de falsedad, Él otorgará los inmaculados mantos de la verdad y la pureza....Solamente tenemos que confiar en Dios y seguir adelante en el camino de la obediencia, y seremos victoriosos." Review and Herald, 28 de agosto del 1883.
Concluido.
"Cuando nuestros enemigos traten de colocar sobre nosotros las negras vestiduras de la impiedad, no nos exasperemos ante su injusticia. Cuando nuestros esfuerzos sean falsificados, cuando nuestros motivos y nuestras palabras sean pintados en colores tan negros como la tinta, recordad a los que fueron tratados de la misma manera antes que vosotros. ¡Cuánto fueron calumniados, desacreditados y perseguidos los santos de Dios en las épocas pasadas! Por siglos sus nombres estuvieron cubiertos de infamia. Todo lo que los ejércitos del infierno pudieron hacer fue hecho para acumular reproche sobre ellos como si fueron los más viles de los hombres. Pero Juan, en santa visión contempló a las almas fieles que salieron de grande tribulación, rodeando el trono de Dios, vestidos de vestiduras blancas y coronados de gloria inmortal [Apocalipsis 7:14, 9]. ¿Qué importa que fueron considerados como la hez de la tierra? En el Juicio Investigador, sus vidas y caracteres fueron revisados ante Dios, y ese solemne tribunal revocó la ddecisión de sus enemigos. Su fidelidad a Dios y a Su palabra se vio revelada, y los altos honores del Cielo les fueron conferidos como vencedores en la lucha con el pecado y con Satanás.
"Hermanos, podemos esperar. Dejad que nuestros enemigos se vanaglorien porque nos han representado en un carácter que se adapta a su fantasía maliciosa. Pero Cristo va a juzgar con justicia, y recompensará a cada hombre de acuerdo con sus obras. A Sus fieles, quienes han sido revestidos por sus enemigos en negras vestimentas de falsedad, Él otorgará los inmaculados mantos de la verdad y la pureza....Solamente tenemos que confiar en Dios y seguir adelante en el camino de la obediencia, y seremos victoriosos." Review and Herald, 28 de agosto del 1883.
Concluido.