"¡Quién diera que tuviesen tal corazón, que me temiesen y guardasen todos los días todos mis mandamientos, para que a ellos y a sus hijos les fuese bien para siempre!" Deuteronomio 5:29.
"Los que entren en las mansiones que Cristo ha ido a preparar serán los que aman a Dios y guardan sus mandamientos. Deben tener el oro refinado en fuego, el oro de la fe y del amor. Los que tienen elevadas posiciones en la causa de Dios deben procuar este oro; necesitan la gracia transformadora de Cristo, La crucifixión del yo debe tomar lugar, o sus nombres serán borrados del libro de la vida. Dios puede hacer de ellos pilares en su obra; puede hacer que sean fieles siervos por su gracia." Review and Herald, 28 de julio del 1891.
"Los que son colaboradores con Cristo ejercitarán ese cuidado, manifestarán ese amor, al tratar con su prójimo, del que Cristo dio ejemplo en su vida, y el cual ha impresionado en nuestros corazones mediante las lecciones de Su Palabra. Pero nuestra obra no termina allí. Las pobres ovejas errantes han de ser buscadas, y llevadas de vuelta al redil. Han de ser atendidas, fortalecidas y animadas. Cada uno de nosotros necesita un Salvador, y cada uno necesita la simpatía, el cuidado, y el amor de nuestros hermanos. Cuando somos reunidos en capacidad de iglesia, nos comprometemos a ser fieles el uno al otro; y cualquier fracaso de nuestro deber en este sentido, cualquier daño que le hagamos a nuestro hermano, es registrado en los ibros del cielo como un daño hecho a Cristo en la persona de sus santos." Signs of the Times, 6 de enero del 1887.
"Cuando nos colocamos en una simpatía íntima con Jesús, nos impartirá Su amor, y éste fluirá en actos de amor, en una compasión tierna hacia los demás....Cuando amáis a Dios con todo vuestro corazón, poder, mente, alma y fuerzas, seréis como una corriente viviente en el desierto para todos los que estén a vuestro derredor." Ibid., 22 de septiembre del 1890.
Concluido.