"Se han de pelear batallas todos los días. Una gran guerra está siendo peleada sobre cada alma, entre el príncipe de las tinieblas y el Príncipe de la vida. Se librará una gran batalla a fin de que los habitantes del mundo puedan ser advertidos acerca del gran día del Seíor, a fin de que se pueda entrar en los bastiones del enemigo, a fin de que todos los que amen al Señor puedan ser recogidosbaj la bandera ensangretada del Príncipe Emmanuel, pero vosotros no habéis de realizar la lucha principal aquí. Cmo los agentes de Dios, habéis de entregaros a Él, para que Él planee y dirija y pelee la batalla por vosotros, con vuestra cooperación. El Príncipe de la vida está a la cabeza de su obra. Él ha de estar con vosotros en nuestra diaria batalla contra el yo, a fin de que seáis fieles a los principios; a fin de que la pasión, cuando combata por la victoria, pueda ser subyugada por la gracia de Cristo, para que podáis salir más que victoriosos mediante Aquel que nos ha amado. Jesús ha pasado ya por el terreno. Conoce el poder de cada tentación. Sabe cómo enfrentar cada emergencia, y cómo guiaros a través de cada sendero peligroso. Entonces, ¿por quéno confiar en Él? ¿Por qué no encomendarle vuestra alma a Dios como a un fiel Creador, para que Él la guarde?" Review and Herald, 19 de julio del 1892.
"Cuando Jericó fue tomada, el gran General de ejércitos planeó la batalla con tanta sencillez que ningún ser humano se podía haber tomado la gloria para sí. Ninguna mano humana debía derribar los muros de la ciudad, no fuero ser que el hombre se atribuyera la gloria de la victoria. de igual manera, hoy día ningún ser humano ha de tomar para sí la gloria por la obra que realiza. Solamente el señor ha de ser magnificado. Oh, ¡que los hombres pudieran ver la necesidad de buscar a Dios para recibir sus ordenes!" Review and Herald, 16 de octubre del 1900.
"Doquiera que encontráis a un cristiano, encontráis una luz brillando. En palabra y en acción él revela a la Luz de la vida. Sus percepciones no están encostradas por el egoísmo. No habiendo seguido su inclinación, no se aferra tercamente a sus convicciones. Percibe la verdad, y es bendecido por su sagrada influencia; ve la verdad de la Palabra de Dios, y su infinita superioridad a todo lo que es egoísta. Ve la necedad de seguir los planes ideados por el hombre en lugar de los planes divinos. Su habilidad de ver esas cosas procede de Dios, y lo califica para ser el representante de Dios, para llevar con autoridad la palabra de verdad a otros. Se ha convertido, ama a Dios por encima de todo, y a su prójimo como a sí mismo.
"Como colaboradores con Él, debemos orar para recibir la santificación de Su Espíritu, a fin de que podamos brillar más y más hasta que el día sea perfecto." Review and Herald, 7 de julio del 1903.
"Cada alma que está unida a Cristo se convierte en una luz en la casa de Dios. Cada uno ha de recibir e impartir, dejando que su luz brille, con rayos claros y brillantes." Signs of the Times, 26 de septiembre del 1900.
Concluido.
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