"Él tenía puesta la mirada en el galardón. Aquí hay
otro punto con respecto a la fe que deseamos estudiar: Dios recompensará al
hombre de fe y obediencia. Si esta fe se introduce en la experiencia de la
vida, permitirá que todo aquel que teme y ama a Dios sufra pruebas. Moisés
estaba lleno de confianza en Dios, porque tenía una fe apropiada. Necesitaba
ayuda, y oró por ella, la asió por la fe, y entretejió en su experiencia la
creencia de que Dios cuidaba de él. Creía que Dios gobernaba su vida en particular.
Vio y reconoció a Dios en cada detalle de su vida, y sintió que estaba bajo el
ojo Aquel que todo lo ve, que pesa los motivos, que examina el corazón. Miró a
Dios, y confió en él a fin de tener fuerzas para ser llevado, incorrupto, a
través de toda forma de tentación. Sabía que se le había asignado una obra
especial, y deseaba, en la medida de lo posible, que esa obra fuera exitosa.
Pero sabía que no podía hacerlo sin ayuda divina. . . . La presencia de Dios
era suficiente para conducirlo a través de las situaciones más difíciles...
"Moisés no se limitó a pensar en Dios; Lo vio. Dios era
la visión constante delante de él; Nunca perdió de vista su rostro. Él veía a
Jesús como su Salvador, y creía que los méritos del Salvador le serían
imputados. Esa fe no era para Moisés una adivinación; era una realidad. Ese es
el tipo de fe que necesitamos, la fe que soportará la prueba. ¡Oh, cuán a
menudo nos rendimos a la tentación, porque no fijamos nuestros ojos en Jesús!
Nuestra fe no es continua, porque, a través de la autocomplacencia, pecamos, y
entonces no podemos soportar la prueba, como 'como viendo al Invisible'.
"Haga de Cristo tu Compañero diario, cada hora, y no se
quejará de que no tiene fe. Contemple a Cristo. Admire su carácter. Hable de
él. Cuanto menos se exalte a sí mismo, más verá en Jesús algo que exaltar. Dios
tiene una obra para usted. Mantenga al Señor siempre delante de sí. Alcancr
cada vez más alto y más alto para tener una visión más clara del carácter de
Cristo. Cuando Moisés oró: 'Te ruego que me muestres tu gloria', el Señor no le
reprendió, sino que le concedió su oración. Dios declaró a su siervo: 'Yo haré
pasar todo mi bien delante de tu rostro, y proclamaré el nombre de Jehová
delante de ti'. Nos mantenemos separados de Dios, y es por eso que no vemos las
revelaciones de su poder." Advocate, 1 de noviembre del 1899.
Concluido.
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