Jesús, precioso Salvador, nunca pareció cansarse de las
importunidades de las almas enfermas de pecado y de los enfermos de todo tipo
de enfermedades. " Y salió Jesús y vio una gran multitud, y tuvo compasión
de ellos, porque eran como ovejas que no tenían pastor; y comenzó a enseñarles
muchas cosas" (Marcos 6:34). Eso significa mucho para los que sufren. Él
identificó su interés con el de ellos. Compartió sus cargas. Sintió sus
temores. Tenía una compasión anhelante que era dolor en el corazón de Cristo.
¡Oh, qué amor, qué amor inigualable! Se ha convertido en uno
con nosotros para poder compartir con la humanidad en toda su experiencia. Fue
tentado en todos los puntos como nosotros, sin embargo, no tuvo pecado. La
humanidad no debe ser devaluada como algo barato y común. Cristo vistió su
divinidad con la humanidad para que la humanidad pudiera ser revestida con la
justicia de Cristo. El hombre es el objeto de su solicitud y gran amor.
Redención - ¡Oh,
cuánto está comprendido en la palabra! Todos los que consienten en ser
redimidos son elevados y santificados, redimidos a través de Jesucristo de toda
vulgaridad y mundanalidad, y capacitados para cooperar con Dios en la gran obra
de la salvación. Jesús aceptó a la humanidad y reveló en su propia vida y
carácter lo que puede llegar a ser el hombre incluso cuando, en la providencia
de Dios, se lo coloca en las circunstancias más pobres de la vida. No tenía ni
un centavo con el que pudiera pagar el dinero del impuesto exigido, y realizó un
milagro para obtener la pequeña suma.
Jesús, el precioso Salvador, no tenía hogar y muchas veces
tenía hambre. Él no tenía dónde recostar su cabeza. Él estaba cansado a menudo.
La humanidad es honrada porque Jesús asumió la humanidad para revelar al mundo
lo que la humanidad puede llegar a ser. Él vino a traer la vida y la
inmortalidad a la luz, para llenar las actividades más comunes, más hogareñas
de la vida con brillo. Jesús se inclina sobre nosotros, busca en nuestros caracteres
para ver si su propio carácter se refleja en nosotros. That I May Know Him, pág.
47.
Concluido.
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