Busquen la conversión del cuerpo, del alma y del espíritu. Desdoblen eu servilleta y comiencen a comerciar con los bienes de su Señor.
Al hacerlo, obtendrán otros talentos. Cada alma que ha sido confiada con talentos ha de usarlos para beneficiar a otros. Quién en el gran día de la cuenta final dirá:
“Tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo”? A los cuales el Señor dirá: “Siervo malo y negligente, ...debías haber dado mi dinero
a los banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío con los intereses”.
El Señor todavía está llamando a aquellos que aparentemente están ciegos a sus deficiencias, a los autocomplacientes, que planifican y diseñan la forma en que pueden
servir mejor a sí mismos. Dios ayude a los que están espiritualmente ciegos a fin de que vean que hay un mundo que salvar. La verdad debe manifestarse a aquellos que no
la conocen, y este trabajo exige la gracia abnegada de Cristo.
Miles de personas que ahora no tienen ninguna utilidad en la causa de Dios deberían desenterrar sus talentos enterrados y enviarlos a los banqueros. Aquellos que piensan
que seguramente alcanzarán el cielo mientras siguen sus propios caminos e imaginaciones deberían romper el sello, y volver a examinar su título de propiedad a los tesoros
del cielo. Los hombres y las mujeres que se sienten cómodos en Sión deberían preocuparse más por sí mismos y preguntar: ¿Qué estoy haciendo en la viña del Señor?
¿Por qué no estoy unido con Cristo, y no soy un obrero juntamente con Dios? ¿Por qué no estoy aprendiendo en la escuela de Cristo su mansedumbre y humildad de corazón?
¿Por qué no tengo cargas que llevar en el servicio de Cristo? ¿Por qué no soy un cristiano decidido, empleando todas mis facultades en trabajar por la salvación de las almas
que están pereciendo a mi alrededor? No dice la Palabra: “Somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios”. ¿No edificaré, con la ayuda de Dios,
un carácter para el tiempo y la eternidad, y promoveré la piedad en mí y en los demás a través de la santificación de la verdad?
—Review and Herald, 21 de agosto del 1900.
Concluido.
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