Nuestro Padre celestial espera para otorgarnos la plenitud de Su bendición. Tenemos el privilegio de beber abundantemente de la fuente del amor ilimitado. ¡Qué sorprendente es que oremos tan poco! Dios está listo y dispuesto a escuchar la oración sincera del más humilde de Sus hijos y, sin embargo, se manifiesta de nuestra parte mucha renuencia a dar a conocer nuestros deseos a Dios. ¿Qué pueden pensar los ángeles del cielo de los pobres seres humanos indefensos, que están sujetos a la tentación, cuando el divino corazón de amor infinito anhela a sus hijos, dispuesto a darles más de lo que pueden pedir o pensar, y sin embargo oran tan poco y tienen tan poca fe? A los ángeles les encanta inclinarse ante Dios; les encanta estar cerca de él. Consideran la comunión con Dios como su mayor gozo; y, sin embargo, los hijos de la tierra, que necesitan tanto la ayuda que solo Dios puede dar, parecen satisfechos al caminar sin la luz de Su Espíritu, sin la compañía de Su presencia.
Dios acepta y escucha la oración de aquellos que tienen un corazón humilde, confiado y contrito; y cuando Dios ayuda, se superarán todos los obstáculos. ¿Cuántos hombres de grandes habilidades naturales y extensa educación han fracasado cuando se los coloca en puestos de responsabilidad, mientras que los de intelecto más débil, en un ambiente menos favorables, han tenido un éxito maravilloso. El secreto es: los primeros confiaron en sí mismos, mientras que los segundos se unieron a Aquel que es grande en consejo, y magnífico en hechos para lograr lo que Él quiere.
Dios escucha la oración. Cristo dijo, "Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré". Nuevamente, dijo,
"Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará". Juan 14:14; 12:26. Si vivimos de acuerdo con Su palabra, se cumplirán todas las preciosas promesas que Él ha hecho. No merecemos Su misericordia, pero cuando nos entregamos a Él, Él nos recibe. Trabajará para aquellos que lo siguen y a través de ellos.
El Señor ciertamente escuchará y contestará las oraciones de sus obreros si lo buscan a fin de obtener consejo e instrucción.
Dios escucha las oraciones de todos los que lo buscan en verdad. Tiene el poder que todos necesitamos. Él llena el corazón de amor, gozo, paz y santidad.
El Dios infinito, dijo Jesús, le confiere el privilegio de acercarse a Él por el nombre de Padre. Comprende todo lo que eso implica. Ningún padre terrenal suplicó jamás a un hijo descarriado con tanto fervor como el que te hizo le suplica al transgresor.
Ningún interés humano y amoroso siguió jamás al impenitente con invitaciones tan tiernas. Dios habita en cada morada; Escucha cada palabra que se pronuncia, escucha cada oración que se ofrece, siente los dolores y desilusiones de cada alma, considera el trato que se le da al padre, a la madre, a la hermana, al amigo y al prójimo. Se preocupa por nuestras necesidades, y Su amor, misericordia y gracia fluyen continuamente para satisfacer nuestra necesidad. Prayer, pág. 34.
Dios acepta y escucha la oración de aquellos que tienen un corazón humilde, confiado y contrito; y cuando Dios ayuda, se superarán todos los obstáculos. ¿Cuántos hombres de grandes habilidades naturales y extensa educación han fracasado cuando se los coloca en puestos de responsabilidad, mientras que los de intelecto más débil, en un ambiente menos favorables, han tenido un éxito maravilloso. El secreto es: los primeros confiaron en sí mismos, mientras que los segundos se unieron a Aquel que es grande en consejo, y magnífico en hechos para lograr lo que Él quiere.
Dios escucha la oración. Cristo dijo, "Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré". Nuevamente, dijo,
"Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará". Juan 14:14; 12:26. Si vivimos de acuerdo con Su palabra, se cumplirán todas las preciosas promesas que Él ha hecho. No merecemos Su misericordia, pero cuando nos entregamos a Él, Él nos recibe. Trabajará para aquellos que lo siguen y a través de ellos.
El Señor ciertamente escuchará y contestará las oraciones de sus obreros si lo buscan a fin de obtener consejo e instrucción.
Dios escucha las oraciones de todos los que lo buscan en verdad. Tiene el poder que todos necesitamos. Él llena el corazón de amor, gozo, paz y santidad.
El Dios infinito, dijo Jesús, le confiere el privilegio de acercarse a Él por el nombre de Padre. Comprende todo lo que eso implica. Ningún padre terrenal suplicó jamás a un hijo descarriado con tanto fervor como el que te hizo le suplica al transgresor.
Ningún interés humano y amoroso siguió jamás al impenitente con invitaciones tan tiernas. Dios habita en cada morada; Escucha cada palabra que se pronuncia, escucha cada oración que se ofrece, siente los dolores y desilusiones de cada alma, considera el trato que se le da al padre, a la madre, a la hermana, al amigo y al prójimo. Se preocupa por nuestras necesidades, y Su amor, misericordia y gracia fluyen continuamente para satisfacer nuestra necesidad. Prayer, pág. 34.
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