¿Cómo podemos entender a Dios? ¿Cómo vamos a conocer a nuestro Padre? Hemos de llamarlo por el entrañable nombre de Padre. ¿Y cómo vamos a conocerlo y el poder de Su amor? Es a través de la búsqueda diligente de las Escrituras. No podemos apreciar a Dios a menos que llevemos en nuestras almas el gran plan de redención. Queremos saber todo acerca de esos grandes problemas del alma, de la redención de la raza caída. Es una cosa maravillosa que después de que el hombre violó la ley de Dios y se separó de Dios, se divorció, por así decirlo, de Dios; que después de todo eso se hiciera un plan por el cual el hombre no debiera perecer, sino que pudiera tener vida eterna. . . . Dios dio a su Hijo unigénito para que muriera por nosotros. . . . Cuando nuestras mentes están constantemente pensando en el incomparable amor de Dios por la raza caída, comenzamos a conocer a Dios, a familiarizarnos con Él.
Aquí, en este pequeño átomo de un mundo, se representaron las escenas más grandiosas que jamás haya conocido la humanidad. Todo el universo del cielo miraba con intenso interés. ¿Por qué? La gran batalla se libraría entre el poder de las tinieblas y el Príncipe de la luz. La obra de Satanás fue magnificar su poder constantemente. . . . Todo el tiempo estaba poniendo a Dios bajo una luz falsa. Lo estaba presentando como un Dios de injusticia, y no como un Dios de misericordia. Estaba constantemente agitando las mentes para que tuvieran una visión incorrecta de Dios.
¿Cómo se representaría correctamente a Dios ante el mundo? ¿Cómo se sabría que era un Dios de amor, lleno de misericordia, bondad y piedad? ¿Cómo iba a saber eso el mundo? Dios envió a Su Hijo, y Él debía representar ante el mundo el carácter de Dios. . . .
Queremos mantener ese Modelo perfecto ante nosotros. Dios fue tan bueno como para enviar una representación de Sí mismo en Su Hijo Jesucristo, y queremos que la mente y el corazón se desarrollen y alcancen lo alto. . . . Sea tuya la oración: "Revélate a mí, para que en tu gracia incomparable pueda asir el eslabón de oro que es Cristo, que ha sido bajado del cielo a la tierra, para que pueda asirlo y ser atraído hacia arriba." In Heavenly Places, pág. 11.
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