Tuesday, August 9, 2022

Aceptos en Cristo

 


Todos los que miran a Jesús, creyendo en Él como su Salvador personal, "no se perderán, sino que tendrán vida eterna". Se ha hecho toda provisión para que tengamos la recompensa eterna.

Cristo es nuestro Sacrificio, nuestro Sustituto, nuestra Garantía, nuestro divino Intercesor; Él nos ha sido hecho justicia, santificación y redención. “Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo, para presentarse ahora por nosotros ante Dios” (Hebreos 9:24).  

La intercesión de Cristo en nuestro favor es la de presentar sus méritos divinos en la ofrenda de sí mismo al Padre como nuestro Sustituto y Garantía; porque ascendió a lo alto para hacer expiación por nuestras transgresiones. “Si alguno peca, Abogado tenemos ante el Padre, a Jesucristo el justo, y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo” (1 Juan 2:1 , 2). “En esto consiste el amor, no en que nosotros amemos a Dios, sino en que Él nos amó y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados” (1 Juan 4:10). “Él es poderoso también para salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos” (Hebreos 7:25).

A partir de estas Escrituras es evidente que no es la voluntad de Dios que desconfíe y  atorment su ealma con el temor de que Dios no lo acepte porque es pecador e indigno. “Acercaos a Dios, y Él se acercará a vosotros” (Santiago 4:8). Presente su caso ante Él, alegando los méritos de la sangre derramada por usted en la cruz del Calvario. Satanás le acusará de ser un gran pecador, y debe admitirlo, pero puede decir: "Sé que soy un pecador, y esa es la razón por la que necesito un Salvador. Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores". la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado' (1 Juan 1:7). 'Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad' (versículo 9) "No tengo ningún mérito ni bondad por los cuales pueda reclamar la salvación, pero presento ante Dios la sangre del Cordero de Dios sin mancha, que todo lo expia, que quita el pecado del mundo. Esta es mi única súplica. El nombre de Jesús da acceso al Padre, Su oído, Su corazón, está abierto a mis súplicas más débiles, y Él suple mis necesidades más profundas".  The Signs Of The Times, 4 de julio del 1892.
 

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