Tuesday, August 23, 2022

Cristo Nos Suple de Agua Viva

 

El sacerdote . . . llevaba a cabo la ceremonia que conmemoraba el golpe de la roca en el desierto. Esa roca era un símbolo de Aquel que por Su muerte haría fluir corrientes vivas de salvación para todos los sedientos. Las palabras de Cristo eran el agua de vida. Allí, en presencia de la multitud reunida, Él se apartó para ser herido, a fin de que el agua de vida fluyera al mundo. Al herir a Cristo, Satanás pensó destruir al Príncipe de la vida; pero de la roca herida brotó agua viva. Mientras Jesús hablaba así a la gente, sus corazones se estremecieron con un extraño temor, y muchos estaban listos para exclamar, con la mujer de Samaria: "Dame de esta agua, para que no tenga sed".

Jesús conocía las necesidades del alma. La pompa, las riquezas y el honor no pueden satisfacer el corazón. "Si alguno tiene sed, que venga a mí". Los ricos, los pobres, los altos, los bajos, son igualmente bienvenidos. Promete aliviar la mente agobiada, consolar a los afligidos y dar esperanza a los abatidos. Muchos de los que oían a Jesús estaban adoloridos por esperanzas frustradas, muchos alimentaban un dolor secreto, muchos buscaban satisfacer su anhelo inquieto con las cosas del mundo y la alabanza de los hombres; pero cuando todo estuvo ganado, descubrieron que habían trabajado duro solo para llegar a una cisterna rota, de la cual no podían saciar su sed. En medio del brillo de la alegre escena, ellos estaban de pie, insatisfechos y tristes. Ese clamor repentino, "Si alguno tiene sed", los sacó de su triste meditación, y mientras escuchaban las palabras que seguían, sus mentes se encendieron con una nueva esperanza. El Espíritu Santo presentó el símbolo ante ellos hasta que vieron en él la oferta del don inestimable de la salvación.

El clamor de Cristo al alma sedienta se sigue oyendo, y nos atrae con mayor fortaleza que a quienes lo escucharon en el templo el último día de la fiesta. La fuente está abierta para todos. A los cansados y agotados se les ofrece el refrescante trago de la vida eterna. Jesús sigue clamando: "Si alguno tiene sed, venga a mí y beba". “El que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente” (Apocalipsis 22:17). “El que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna” (Juan 4:14). Reflecting Christ, pág. 18.

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