Si Dios, el divino artista, da a las sencillas flores, que perecen en un día, sus delicados y variados colores, ¿cuánto mayor cuidado tendrá de los que son creados a su imagen? ... Si los hombres aman y obedecen a Dios, y hacen su parte, Dios proveerá para todas sus necesidades. ... Ningún hombre puede añadir un codo a su estatura, no importa lo solícito que sea para hacerlo. No es menos irrazonable el preocuparse por el mañana y sus necesidades. Cumpla con su deber y confíe en Dios; porque Él sabe de qué cosas tenéis necesidad. . . . Cuida de nosotros con más ternura que la de una madre sobre un hijo afligido... Dios es amigo en la perplejidad y en la aflicción, protector en la angustia, preservador en los millares de peligros que no vemos.
Dios habita en cada morada; escucha cada palabra que se pronuncia, escucha cada oración que se ofrece, siente las penas y desilusiones de cada alma, mira el trato que se da al padre, a la madre, a la hermana, al amigo y al prójimo. Se preocupa por nuestras necesidades, y Su amor, misericordia y gracia fluyen continuamente para satisfacer nuestra necesidad. . . . En Su cuidado podemos descansar con seguridad.
Dios ayuda a los débiles y fortalece a los que no tienen fuerzas. En los campos donde las pruebas, los conflictos y la pobreza son mayores, los obreros de Dios deben tener mayor protección. A los que trabajan en el fragor del conflicto, Dios les dice: "Jehová es tu sombra a tu mano derecha".
Nuestro Señor se adapta a nuestras necesidades especiales. Es una sombra a nuestra mano derecha. Él camina cerca de nosotros, dispuesto a suplir todas nuestras necesidades. Se acerca mucho a aquellos que están envueltos en servirle de buena gana. Conoce a cada uno por su nombre. ¡Oh, qué seguridades tenemos del tierno amor de Cristo! Sons and Daughters of god, pág. 16.