Tuesday, November 8, 2022

La Oración es Esencial

 
 
Es imposible que el alma florezca mientras la oración no sea un ejercicio especial de la mente. La oración familiar o pública por sí sola no es suficiente. La oración secreta es muy importante; en la soledad, el alma queda al descubierto ante el ojo inquisitivo de Dios, y se escudriñan todos los motivos. ¡la oración secreta! ¡Que hermosa! ¡El alma en comunión con Dios! La oración secreta debe ser escuchada únicamente por el Dios que escucha la oración. Ningún oído curioso debe recibir la carga de tales peticiones. En la oración secreta el alma está libre de influencias circundantes, libre de excitación. Con calma, pero con fervor, buscará a Dios. La oración secreta es frecuentemente pervertida, y sus dulces designios se pierden, por causa de la oración en voz alta. En lugar de la confianza y la fe tranquilas y serenas en Dios, de que el alma se exprese en tonos bajos y humildes, la voz se eleva a un tono alto, se estimula la excitación y la oración secreta pierde su influencia sagrada y suavizante. Hay una tormenta de sentimientos, una tormenta de palabras, que hace imposible discernir la voz suave y apacible que habla al alma mientras se dedica a su devoción secreta, verdadera y sincera. La oración secreta, debidamente realizada, produce un gran bien. Pero la oración que se hace pública a toda la familia y al vecindario no es oración secreta, aunque se piense que lo es, y no se recibe de ella la fortalerza divina.

Dulce y duradera será la influencia que emana de Aquel que ve en lo secreto, cuyo oído está abierto para responder a la oración que surge del corazón. Por una fe tranquila y sencilla, el alma mantiene comunión con Dios y atrae hacia sí rayos divinos de luz para fortalecerla y sostenerla para soportar los conflictos con Satanás. Dios es nuestra torre de fortaleza....

La oración privada, la oración familiar, la oración en reuniones públicas para adorar a Dios, todas son esenciales. Y debemos vivir nuestras oraciones. Debemos cooperar con Cristo en su obra.

Cultive el hábito de hablar con el Salvador cuando esté solo, cuando esté caminando y cuando esté ocupado con su labor diaria. Que el corazón se eleve continuamente en silenciosa petición de ayuda, de luz, de fuerzas, de conocimiento. Que cada respiración sea una oración.

El camino al trono de Dios siempre está abierto. No siempre puede estar de rodillas en oración, pero sus peticiones silenciosas pueden ascender constantemente a Dios en busca de fortaleza y guía. Cuando sea tentado, como lo será, puede huir al lugar secreto del Altísimo. Sus brazos eternos estarán debajo de usted. Prayer, pág. 179.
 

 

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