Tuesday, May 2, 2023
Exiliado de su Hogar Celestial
Para comprender plenamente el valor de la salvación, es necesario comprender lo que cuesta. Como consecuencia de las ideas limitadas de los sufrimientos de Cristo, muchos dan una baja estima a la gran obra de la expiación. El plan glorioso de la salvación del hombre se realizó por el amor infinito de Dios Padre. En este plan divino se ve la más maravillosa manifestación del amor de Dios a la raza caída. Tal amor como se manifiesta en el don del amado Hijo de Dios asombró a los santos ángeles. “De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16). Este Salvador era el resplandor de la gloria de Su Padre y la imagen expresa de Su persona. Poseía majestad, perfección y excelencia divinas. Era igual a Dios. “Agradó al Padre que en él habitase toda plenitud” (Colosenses 1:19). . .
Cristo consintió en morir en lugar del pecador, para que el hombre, mediante una vida de obediencia, pudiera escapar del castigo de la ley de Dios.
Jesús era la majestad de los cielos, el amado comandante de los ángeles, que se deleitaba en hacer Su voluntad. Él era uno con Dios, "en el seno del Padre" (Juan 1:18), sin embargo, consideró que no era cosa de desear ser igual a Dios mientras el hombre estaba perdido en el pecado y la miseria. Bajó de Su trono, dejó Su corona y cetro real, y revistió Su divinidad de humanidad. Se humilló a Sí mismo hasta la muerte de cruz, para que el hombre pudiera ser exaltado a un asiento con Él en Su trono. En Él tenemos una ofrenda completa, un sacrificio infinito, un Salvador poderoso, que puede salvar hasta lo sumo a todos los que se acercan a Dios por medio de Él. En amor viene a revelar al Padre, a reconciliar al hombre con Dios, a hacer de él una nueva criatura renovada a imagen de Aquel que lo creó.
Nuestro Padre celestial hizo un sacrificio infinito al dar a Su Hijo para morir por el hombre caído. El precio pagado por nuestra redención debe darnos puntos de vista exaltados de lo que podemos llegar a ser a través de Cristo. God's Amazing Grace, pág. 160.
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