Muchos son espiritualmente débiles porque se miran a sí mismos en vez de mirar a Cristo. . . . Cristo es el gran almacén del cual en cada ocasión podemos sacar fortaleza y felicidad. ¿Por qué, entonces, retiramos nuestros ojos de Su suficiencia para mirar a nuestra debilidad y lamentarnos de ella? ¿Por qué olvidamos que Él está listo para ayudarnos en cada momento de necesidad? Lo deshonramos al hablar de nuestra ineficiencia. En lugar de mirarnos a nosotros mismos, miremos constantemente a Jesús, haciéndonos cada día más como Él, cada vez más capaces de hablar de Él, mejor preparados para recibir el beneficio de Su bondad y ayuda, y para recibir las bendiciones que nos ofrece. A medida que vivimos así en comunión con Él, nos fortalecemos en Su fuerza, y seremos una ayuda y una bendición para quienes nos rodean.
Cristo ha hecho toda provisión para que seamos fuertes. Nos ha dado su Espíritu Santo, cuyo oficio es traernos a la memoria todas las promesas que Cristo ha hecho, para que tengamos paz y un dulce sentido del perdón. Si mantenemos nuestros ojos fijos en el Salvador y confiamos en su poder, seremos llenos de una sensación de seguridad; porque la justicia de Cristo llegará a ser nuestra justicia. . . .
Cuando les asalten las tentaciones, como seguramente lo harán, cuando les rodeen preocupaciones y perplejidades, cuando, angustiados y desanimados, estén casi a punto de ceder a la desesperación, miren, oh miren, hacia dónde con el ojo de la fe vieron la luz por última vez; y la oscuridad que los envuelve será disipada por el resplandeciente resplandor de Su gloria. Cuando el pecado luche por el dominio de su alma y agobie la conciencia, cuando la incredulidad oscurezca la mente, vayan al Salvador. Su gracia es suficiente para subyugar el pecado. Él los perdonará, haciéndolos gozosos en Dios.
Dios quiere que nuestras mentes se expandan. Desea poner Su gracia sobre nosotros. . . . Debemos ser uno con Cristo como Él es uno con el Padre, y el Padre nos amará como ama a Su Hijo. Podemos tener la misma ayuda que tuvo Cristo, podemos tener fortaleza para cada emergencia; porque Dios será nuestra guardia de frente y nuestra retaguardia. Él nos encerrará por todos lados. God's Amazing Grace, pág. 259.
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