No puede existir una vida estrecha para ningún alma conectada con Cristo. Aquellos que aman a Jesús con el corazón, la mente y el alma y a su prójimo como a sí mismos tienen un amplio campo en el cual usar su habilidad e influencia. No hay ningún talento que pueda utilizarse para una gratificación egoísta. El yo debe morir y nuestras vidas deben estar escondidas con Cristo en Dios. . . .
El Señor quiere que valoremos nuestras almas según la estimación que Cristo les ha dado, hasta donde podamos comprender... Jesús murió para redimir al hombre de la ruina eterna. Entonces debemos considerarnos como propiedad comprada. "No sois vuestros". "Sois comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, que son de Dios" (1 Corintios 6:19, 20). Todas nuestras facultades mente, alma y cuerpo son del Señor. Nuestro tiempo le pertenece a Él. Debemos colocarnos en la mejor condición posible para prestar su servicio, manteniéndonos constantemente en conexión con Cristo y considerando diariamente el costoso sacrificio hecho por nosotros para que seamos hechos justicia de Dios en él...
Debemos colocarnos en la mejor condición posible para prestar su servicio, manteniéndonos constantemente en conexión con Cristo y considerando diariamente el costoso sacrificio hecho por nosotros para que seamos hechos justicia de Dios en él...despojados del yo, los reflexivos y concienzudos, no pueden elevar sus ojos a Cristo, el Salvador viviente, sin tener sentimientos de asombro y de la más profunda humildad. Contemplar a Jesús continuamente hará que el alma viva para Dios. Amaremos a Jesús, amaremos al Padre que lo envió al mundo, porque lo vemos en una luz maravillosa, lleno de gracia y de verdad. Jesús declara: "Todas las cosas me son entregadas por mi Padre" (Mateo 11:27); ... "Todo poder me es dado en el cielo y en la tierra" (Mateo 28:18). ¿Para qué? Para que pueda dar dones a los hombres, para que puedan someter todas sus facultades como un tributo para dar a conocer el maravilloso amor con el que Él nos ha amado...
Cuando estimemos todos nuestros talentos a la luz de la cruz del Calvario, viviremos para Cristo y dejaremos que nuestra luz brille ante los hombres de tal manera que nuestras vidas nunca parezcan estrechas. ¿Quién puede estimar el valor del alma? In Heavenly Places pág. 60.
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