Sunday, July 15, 2012

La Familia del Cielo y de la Tierra: El Ministerio de los Ángeles




Por Elena G. de White

"Se necesita el ministerio Divino para darle poder y eficiencia a la iglesia en este mundo. La familia de Dios en la tierra, sujeta a tentaciones y pruebas, está muy cerca de su corazón de amor.
Él ha ordenado que se mantenga la comunicación entre las inteligencias celestiales y sus hijos en esta tierra. Ángeles de las cortes celestiales son enviados a ministrarle a los que serán herederos de la salvación." Manuscript 142, 1899.

"No compredemos suficientemente el gran conflicto que pone frente a frente los ejércitos invisibles de los ángeles buenos y de los ángeles desleales. Los ángeles buenos y los malos luchan alrededor de cada hombre. No es un conflicto imaginario; no son batallas simuladas aquellas en que estamos empeñados. Tenemos que hacer frente a los adversarios más poderosos y nos incume decidir quiénes vencerán. Debemos hallar nuestra fuerza precisamente donde hallaron la suya los primeros discípulos. 'Perseveraban unánimes en oración y ruego'. 'De repente vino un estruendo del cielo como de un viento recio que corría, el cual hinchió toda la casa donde estaban sentados'. 'Y fueron todos llenos del Espíritu Santo'. Hechos 1:14; 2:2, 4.)" Joyas de los
Testimonios, tomo 3, pág. 193.

"Vi la belleza del cielo. Oí a los ángeles cantar sus himnos arrobadores, tributando alabanza, honra y gloria a Jesús. Pude entonces percibir vagamente el prodigioso amor del Hijo fr Dios. Él abandonó toda la gloria, toda la honra que se tributaba en el cielo, y se interesó de tal manera en nuestra salvación que, con paciencia y mansedumbre, soportó toda injuria y escarnio que los hombres quisieron imponerle. Fué herido, azotado y afligido; se lo extendió sobre la cruz del Calvario, y sufrió la muerte más atroz para salvarnos de la muerte; para que pudiésemos ser lavados
en su sangre, y resucitar para vivir con él en las mansiones que está preparando, donde disfrutaremos la luz y la gloria del cielo, y oiremos cantar a los ángeles y cantaremos con ellos.

"Vi que todo el cielo se interesa en nuestra salvación; y ¿habremos de ser nosotros indiferentes? ¿Seremos negligentes como si fuese asunto de poca monta el que seamos salvos o perdidos? ¿Despreciaremos el sacrificio que fue hecho por Nosotros? Algunos han obrado así. Han juzgado con la misericordia
que se les ofrecía y el desagrado de Dios pesa sobre ellos. No siempre habrá de quedar entristecido el Espíritu de Dios. Si se lo contrista algo más se apartará...

"Vi un ángel de pue con una balanza en la mano, que pesaba los pensamientos y el interés del pueblo de Dios, especialmente de los jóvenes. En un platillo estaban los pensamientos e intereses que tendían hacia el cielo; en el otro se hallaban los pensamientos e intereses terrenales. En este platillo se arrojaba toda la lectura de cuentos, los pensamientos dedicados a los vestidos, la ostentación, la vanidad y el orgullo, etc. ¡Oh, cuán solemne momento! Los ángeles de Dios, de pie, pesan con balanza los pensamientos de los que profesan ser hijos de Dios, de aquellos que aseveran haber muerto al mundo y estar vivos para Dios."
Joyas de los Testimonios, tomo 1, págs. 24–25.

"Los ángeles están ayudando en esta obra de restaurar a los caídos, y hacerlos volver a Aquel que dió su vida para redimirlos, y el Espíritu Santo coopera con el ministerio de los agentes humanos para despertar las facultades morales obrando sobre el corazón, reprendiéndolo y convenciéndolo de
pecado, de justicia y de juicio." El Ministerio de la Bondad, pág. 260.

"Se me ha mostrado que la mayor razón por la cual los hijos de Dios se encuentran ahora en este estado de ceguera espiritual, es que no quieren recibir corrección. Muchos han despreciado los reproches y amonestaciones que se les dirigieron." Joyas de los Testimonios, tomo 1, pág. 330.

"Legiones de ángeles aguardaban tristemente, esperando que, como en el caso de Isaac, Dios impidiera en el último momento su muerte ignominiosa. Pero no se les permitió a los ángeles llevar un mensaje tal al amado Hijo de Dios. La humillación que sufrió en el tribunal y en el camino al Calvario, prosiguió.
Fue escarnecido, ridiculizado, escupido. Soportó las burlas, los desafíos y el vilipendio de los que le ociaban, hasta que en la cruz, doblegó su frente y murió.

"¿Podría Dios habernos dado prueba mayor de su amor que al dar así a su Hijo para que pasase por estas escenas de sufrimiento? Y como el don de Dios al hombre fue el don gratuito de su amor infinito, así sus derechos a nuestra confianza, nuestra obediencia, todo nuestro corazón y la riqueza de nuestros afectos, son
correspondientemente infinitos. Requiere todo lo que el hombre puede dar. La sumisión de nuestra parte debe ser proporcional al don de Dios. Debe ser completa, sin ninguna reserva. Todos somos deudores de Dios. Él tiene derechos sobre nosotros que no podemos satisfacer sin entregarnos en sacrificio pleno y de buen grado.
Exige nuestra obediencia pronta y voluntaria, y no aceptará nada que no llegue a esto. Tenemos ahora oportunidad de asegurarnos el amor y el favor de Dios. . . .

"Dios pesa nuestros caracteres, conducta y motivos en la balanza del santuario. Será algo terrible si nuestro Redentor, quien murió en la cruz para atraer nuestros corazones a él, nos declara faltos de amor y de obediencia." Ibid., tomo 1, pág. 354.

"Los ángeles de Dios impresionan la mente. Algunos se niegan a ser iluminados por la luz que Dios quisiera dejar resplandecer en las cámaras del espíritu y en el templo del alma; pero muchos responderán a la luz y en esas mentes quedarán disipados el engaño y el error en sus diversas formas." Ibid., tomo 2, pág. 488.

Continuará. . .

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