Sunday, February 10, 2013
El Sellamiento del Pueblo de Dios Parte 17
Por Elena G. de White
"No es floja tarea el ser cristiano poseído y aprobado por Dios. El Señor me mostró algunos que dicen profesar la verdad presente y cuya conducta no está en armonía con su profesión. Tienen una norma de piedad por demás baja, y andan muy lejos de la santidad de la Biblia. Algunos siguen una conducta vana e inconveniente, y otros ceden al engreimiento. No esperemos reinar con Cristo en la gloria si satisfacemos nuestro gusto, vivimos y obramos según el mundo, disfrutamos de sus placeres y nos gozaos en la compañía de los mundanos.
"Debemos participar aquí de los sufrimientos de Cristo, si queremos compartir después su gloria. Si buscamos nuestros propios y egoístas intereses y placeres en vex de hacer la voluntad de Dios y prosperar su valiosa causa, que sufre, deshonramos a Dios y a la santa causa que nos ufanamos de amar. Sólo disponemos de muy corto tiempo para trabajar en el servicio de Dios. Nada debe parecernos demasiado costoso para la salvación de las decarriadas y quebrantadas ovejas de Jesús. Quienes ahora pacten con Dios por medio del sacrificio, se reunirán pronto en la celeste patria para recibir una rica recompensa y poseer por siempre jamás el nuevo reino.
"¡Oh! vivamos enteramente para el Señor y demostremos con nuestra ordenada conducta y pía conversación que estamos con Jesús y somos sus humildes y amantes discípulos." Testimonios Selectos, tomo 1, págs. 101-104.
"En estos últimos días se han revelado visiones de futura glora, escenas descriptas por la mano de Dios, y éstas han de ser preciosas para su iglesia. ¿Qué sostuvo al Hijo de Dios en sus pruebass y tribulaciones cuando fue traicionado y condenado? Vio el trabajo de su alma y quedó satisfecho. Tuvo una visión de la eternidad y vio la dicha de quienes, mediante su humillación, recibirán el perdón y la vida eterna. Herido fue por sus rebeliones y molido por sus pecados: el castigo de su paz sobre él; y por sus llagas fueron ellos curados. Escuchó su oído la exclamación de los redimidos. Oyó cantar a los rescatados el cántico de Moisés y del Cordero.
"Hemos de tener una visión del porvenir y de la beatitud del cielo. Hemos de colocarnos en el umbral de la eternidad y escuchar la amable bienvenida dada a quienes en esta vida cooperaron con Cristo, considerando como un privilegio y un honor sufrir por su causa. Cuando se unan con los ángeles, depositarán saus coronas a los pies del Redentor exclamando: 'El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder y riquezas y sabiduría, y fortaleza y honra y gloria y alabanza. . .Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la bendición, y la honra, y la gloria, y el poder, para siempre jamás.' Apocalipsis 5:12—13." Ibid., págs. 229–230.
"Os exhorto a que apartéis vuestros pensamientos de las cosas mundanas y los centréis en las cosas eternas. Cristo ha puesto la vida eterna a vuestro alcance y ha prometido daros ayuda en todo tiempo de necesidad." En los Lugares Celestiales, pág. 355.
Concluido.
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