Sunday, September 15, 2013

Las Tribus de Israel — Parte 4


"Y cantaban como un cántico nuevo delante del trono, y delante de los cuatro animals, y de los ancianos: y ninguno podía aprender el cántico sino aquellos cuarenta y cuarto mil, los cuales fueron comprados de entre los de la tierra." Apocalipsis 14:3.

"Ahora, fíjense, fueron comprados de entre los de la tierra y cantan un cántico que ningún hombre puede aprender. Ese debe ser uno que aprendieron en la experiencia que todos tuvieron, algo similar al cántico de Moisés en la ribera de la liberación de los egipcios. Ningún otro pueblo pudo haber cantado ese cántico porque era el cántico de su liberación...Estos cinco versículos muestran a los ciento cuarenta y cuatro mil en su estado inmortal, redimidos de entre los de la tierra (no fuera de ella). 'Estos son los que con mujeres no fueron contaminados'" The 144,000 Joseph Bates Sabbath Controversy #3
pág. 217. [Falsas iglesias. Véase Apocalipsis 14:1-5; 8-11; 15:2.]

"'Estos, los que siguen al Cordero por dondequiera que fuere'. El texto dice que ellos le siguen, y Juan muestra que lo hacen en su estado glorificado...'Estos fueron redimidos comprados [REDIMIDOS de entre los hombres por primicias para Dios y para el Cordero'. Las primicias no pueden existir hasta que haya una siega, y eso no puede ocurrir hasta que Jesús no meta su hoz aguda y coseche [véeanse los versículos 15, 15.] Recuerden también que la descripción que Juan hace de los 144,000 estando con Jesús es después de que él ha recogido la cosecha de la tierra. Vean cuán perfectamente esto harmoniza con la figura de Jesús como los primeros frutos para Dios o el primer manojo de la primera cosecha de cebada, para simbolizar su resurrección; desde ese tiempo, él ha estado trabajando con su Padre para obtener esta cosecha misma, Para que la figura armonize con el fruto, la cosecha debe venir en el tiempo de la siega, no en el de plantar la semilla. Estos on las primicias para Dios y al mismo tiempo para el Cordero. Que yo haya visto, los justos muertos no se representan como frutos en ninguna parte antes de la resurrección [Mateo7:52,53] y se nos dice que Efesios 4:8 se cumplirá al pie de la letra." Ibid., págs. 217-218.

Simeón [Oída]

"Y concibió otra vez [Lea] y parió un hijo, y dijo: Por cuanto oyó Jehová que yo era aborrecida, me ha dado también éste. Y llamó su nombre Simeón." Génesis 29:33.

"A las hijas no se les enseña a tener abnegación y dominio propio. Se las mima y se fomenta su orgullo. Se les permite cumplir su voluntad hasta que se vuelven obstinadas y no se sabe ya qué conducta seguir para slavarlas de la ruina." El Hogar Adventista, pág. 43.

"Y Salió Dina la hija de Lea, la cual había ésta parido á Jacob, á ver las hijas del país. Y vióla Sichêm, hijo de Hamor Heveo, príncipe de aquella tierra, y tomóla, y echóse con ella, y la deshonró.Mas su alma se apegó á Dina la hija de Lea, y enamoróse de la moza, y habló al corazón de la joven. Y habló Sichêm á Hamor su padre, diciendo: Tómame por mujer esta moza. Y oyó Jacob que había Sichêm amancillado á Dina su hija: y estando sus hijos con su ganando en el campo, calló Jacob hasta que ellos viniesen. Y dirigióse Hamor padre de Sichêm á Jacob, para hablar con él. Y los hijos de Jacob vinieron del campo cuando lo supieron; y se entristecieron los varones, y se ensañaron mucho, porque hizo vileza en Israel echándose con la hija de Jacob, lo que no se debía haber hecho. Y Hamor habló con ellos, diciendo: El alma de mi hijo Sichêm se ha apegado á vuestra hija; ruégoos que se la deis por mujer. Y emparentad con nosotros; dadnos vuestras hijas, y tomad vosotros las nuestras. Y habitad con nostros; porque la tierra estará delante de vosotros; morad y negociad en ella, y tomad en ella posesión. Sichêm también dijo á su padre y á sus hermanos: Halle yo gracia en vuestros ojos, y daré lo que me dijereis. Aumentad á cargo mío mucho dote y dones, que yo daré cuanto me dijereis, y dadme la moza por mujer. Y respondieron los hijos de Jacob á Sichêm y á Hamor su padre con engaño; y parlaron, por cuanto había amancillado á Dina su hermana. Y dijéronles: No podemos hacer esto de dar nuestra hermana á hombre que tiene prepucio; porque entre nosotros es abominación. Mas con esta condición os haremos placer: si habéis de ser como nosotros, que se circuncide entre vosotros todo varón; Entonces os daremos nuestras hijas, y tomaremos nosotros las vuestras; y habitaremos con vosotros, y seremos un pueblo. Mas si no nos prestareis oído para circuncidaros, tomaremos nuestra hija, y nos iremos. Y parecieron bien sus palabras á Hamor y á Sichêm, hijo de Hamor. Y no dilató el mozo hacer aquello, porque la hija de Jacob le había agradado: y él era el más honrado de toda la casa de su padre. Entonces Hamor y Sichêm su hijo vinieron á la puerta de su ciudad, y hablaron á los varones de su ciudad, diciendo: Estos varones son pacíficos con nosotros, y habitarán en el país, y traficarán en él: pues he aquí la tierra es bastante ancha para ellos: nosotros tomaremos sus hijas por mujeres, y les daremos las nuestras. Mas con esta condición nos harán estos hombres el placer de habitar con nosotros, para que seamos un pueblo: si se circuncidare en nosotros todo varón, así como ellos son circuncidados. Sus ganados, y su hacienda y todas sus bestias, serán nuestras: solamente convengamos con ellos, y habitarán con nosotros. Y obedecieron á Hamor y á Sichêm su hijo todos los que salían por la puerta de la ciudad, y circuncidaron á todo varón, á cuantos salían por la puerta de su ciudad. Y sucedió que al tercer día, cuando sentían ellos el mayor dolor, los dos hijos de Jacob, Simeón y Leví, hermanos de Dina, tomaron cada uno su espada, y vinieron contra la ciudad animosamente, y mataron á todo varón. Y á Hamor y á Sichêm su hijo los mataron á filo de espada: y tomaron á Dina de casa de Sichêm, y saliéronse. Y los hijos de Jacob vinieron á los muertos y saquearon la ciudad; por cuanto habían amancillado á su hermana. Tomaron sus ovejas y vacas y sus asnos, y lo que había en la ciudad y en el campo, Y toda su hacienda; se llevaron cautivos á todos sus niños y sus mujeres, y robaron todo lo que había en casa. Entonces dijo Jacob á Simeón y á Leví: Habéisme turbado con hacerme abominable á los moradores de aquesta tierra, el Cananeo y el Pherezeo; y teniendo yo pocos hombres, juntarse han contra mí, y me herirán, y seré destruido yo y mi casa. Y ellos respondieron ¿Había él de tratar á nuestra hermana como á una ramera?" Géenesis 34. Reina Valera Antigua.

[Nota Editorial: Algunos eruditos creen que Jacob tenía ya siete años viviendo en la tierra cuando la tragedia de Dina aconteció. Que Dina tenía unos siete años cuando ellos llegaron a esa parte de Canaán y que tenía unos catorce o quince años cuando acontecieron estos sucesos. No se sabe a ciencia cierta por qué ella salió a ver a las "hijas del país", pero el hisotriador judío Josefo dijo que fue en uno de sus festivales. Es evidente que la tragedia de Dina fue un acto de violencia y que ella no dio su consentimiento para nada, y que estaba detenida por la fuerza en la casa de Sichêm. Allí fue encontrada cuando Simeón y Leví atacaron la ciudad.]

"La mayor evidencia de nobleza que haya en el cristiano es el dominio propio." El Deseado de Todas las Gentes, pág. 269.

"La estada de Jacob y de sus hijos en Siquem terminó en la violencia y el derramamiento de sangre. La única hija de la familia fue deshonrada y afligida; dos hermanos de ésta se hicieron reos de asesinato; una ciudad entera fue víctima de la matanza y la ruina, en represalia de lo que al margen de la ley hiciera un joven arrebatado. El origen de tan terribles resultados lo hallamos en el hecho de que la hija de Jacob, salió 'a ver las hijas del país,' aventurándose así a entrar en relaciones con los impíos. El que busca su placer entre los que no temen a Dios se coloca en el terreno de Satanás, y provoca sus tentaciones." Patriarcas y profetas, pág. 203.

[Simeón y Leví eran hermanos, no solamente surgiendo de los mismos padres, sino que poseían la misma clase de disposición: empecinada, engañosa, vengativa y cruel. "Mejor es el que tarde se aira que el fuerte; Y el que se enseñorea de su espíritu, que el que toma una ciudad." Proverbios 16:32. Véase también Proverbios 14:29; 15:18.]

"La traidora crueldad de Simeón y Leví no fue inmotivada; pero su proceder hacia los siquemitas fue un grave pecado. Habían ocultado cuidadosamente sus intenciones a Jacob, y la noticia de su venganza le llenó de horror. Herido en lo más profundo de su corazón por el embuste y la violencia de sus hijos, sólo dijo: 'Habéisme turbado con hacerme abominable a los moradores de aquesta tierra,...y teniendo yo pocos hombres, juntarse han contra mí, y me herirán, y seré destruído yo y mi casa.' El dolor y la aversión con que miraba el hecho sangriento cometido por sus hijos se manifiesta en las palabras con las cuales recordó ese acto, casi cincuenta años más tarde cuando yacía en su lecho de muerte en Egipto: 'Simeón y Leví, hermanos: armas de iniquidad sus armas. En su secreto no entre mi alma, ni mi honra se junte en su compañía;...maldito su furor que fue fiero; y su ira, que fue dura.' (Gén. 49:5-7.)

"Jacob creyó que había motivo para humillarse profundamente. La crueldad y la falsía se manifestaban en el carácter de sus hijos. Había dioses falsos en su campamento, y hasta cierto punto la idolatría estaba ganando terreno en su familia. Si el Señor los tratara según lo merecían, ¿no los abandonaría a la venganza de las naciones circunvecinas?" Patriarcas y Profetas, pág. 204.

"Simeón era el segundo hijo de Lea, la esposa no amada de Jacob. Era un hombre de fuertes pasiones. Su vida y la de la tribu que llevaba su nombre contienen algunas de las manchas más oscuras en la historia del antiguo Israel." The Cross and Its Shadow, por Stephen N. Haskell, pág. 293.

Continuará...

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