"Tu hermano, enfermo de espíritu, te necesita como tú mismo has necesitado el amor de un hermano. Necesita la experiencia de alguien que ha sido tan débil como él, uno que puede simpatizar con él y ayudarlo. El conocimiento de nuestra propia debilidad nos debe conducir a ayudar a otros en su necesidad. Nunca debemos pasar por el lado de un alma sufriente sin tratar de impartirle el consuelo con el que nosotros mismos hemos sido consolados de Dios.
"Cristo descorre el velo que oculta la gloria de Dios y nos muestra al Altísimo rodeado de diez mil veces diez mil ángeles que esperan su comisión para comunicarse con los habitantes de esta tierra. '¿No son todos espíritus ministradores, enviados para ministrar por los que serán herederos de la salvación?' Dios no es independiente de nuestro mundo. Escucha cada suspiro de dolor, y ve cada lágrima de dolor. Marca todas las acciones, aprueba o condena. Aquellos que se esfuerzan por traer a los vagabundos de vuelta al redil son muy preciosos a su vista.
"Cristo nos ha enseñado a llamar a Dios nuestro Padre, a considerarlo como la fuente del afecto, fuente del amor que ha fluido de siglo a siglo a través del canal del corazón humano. Toda la piedad, compasión y amor que se han manifestado en la tierra han tenido su fuente en Dios, y comparados con el amor que mora en su corazón, son como una fuente para un océano. Su amor está fluyendo perpetuamente para hacer fuerte a los débiles, y para dar valor a los vacilantes." Review and Herald, 19 de enero de 1911,
Continuará...
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