Los padres deben aprender la lección de la obediencia
implícita a la voz de Dios, que les habla en su Palabra; y al aprender esa
lección, pueden enseñar a sus hijos respeto y obediencia en palabra y acción.
Esa es la labor que debe llevarse a cabo en el hogar. Los que lo hagan alcanzán
hacia lo alto, comprendiendo que deben elevar a sus hijos. Esa educación
significa mucho más que una mera instrucción.
Cuán sorprendente es el proverbio: "Cuando la ramita
está doblada, el árbol está inclinado". Eso se aplica a la formación de
nuestros hijos. Padres, ¿recordaréis que la educación de vuestros hijos desde
sus primeros años os ha sido encomendada como una obligación sagrada? Esos
jóvenes árboles deben ser entrenados tiernamente, para que puedan ser
trasplantados al jardín del Señor. La educación en el hogar no debe ser
descuidada. Aquellos que la descuidan descuidan un deber religioso. Spalding Magan
Collection, pág. 94.
Continuará.
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