"Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos
llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a
él. Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos
de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él,
porque le veremos tal como él es." [1 Juan 3:1, 2, Reina Valera, Revisión
1960].
Desde el comienzo hasta el fin, este capítulo está lleno de
preciosas lecciones de instrucción. Debemos hacer de la Biblia el hombre de
nuestro consejo, y en lugar de tomar de ella lo que creemos que nos sostendrá
en nuestras propias opiniones, hemos de ver en ella las lecciones de
instrucción que Dios nos ha dado. Hay verdad para nosotros en esta Palabra, y
esa verdad debemos cavar como para hallar un tesoro escondido.
Podemos buscar la
verdad como se ha hecho en épocas pasadas, pensando que tenemos un raudal de
luz y sin embargo sólo comprendemos una pequeña porción de la verdadera
instrucción, la eficiencia y la plenitud contenida en las Escrituras. Pero
cuando buscamos con el corazón y la mente esforzándose hasta el extremo,
sabremos por nosotros mismos lo que debemos hacer para que tengamos vida
eterna, porque en la Biblia hay algo para satisfacer las necesidades de cada
uno. Un Instructor invisible estará a nuestro lado, y veremos que el Autor de
esta Palabra no es sólo el Autor, sino el Consumador de nuestra fe. Su Palabra
permanece firme de eternidad a eternidad, y queremos aprender de ella lecciones
de interés eterno.
" Mirad
cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios "
[1 Juan 3:1]. No podemos Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a
su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga
vida eterna." " Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto,
así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado." [John 3:16,
14].
No es porque Dios haya dado a Su Hijo que Él ama al mundo,
sino porque Él amó al mundo que Él dio a Su Hijo, " para que todo aquel
que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna ". Al conectarse con
Jesucristo, os conectáis con la vida eterna. Su vida está vosotros; os
escondéis "con Cristo en Dios ", y " Cuando Cristo, vuestra
vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en
gloria" [Colosenses 3:4].
Hemos visto
demasiado de lo que el mundo llama perfección como para saber que todo eso
carece de valor, "a tierra se contaminó bajo sus moradores". Pero si
escondemos nuestra vida en Cristo, somos los mortales más felices en la faz de
la tierra. Tenemos una fe que obra por el amor y purifica el alma, porque
Cristo es el purificador y el limpiador de todos. ¿Es Cristo para usted lo
primero, el último y el mejor en todo? Si lo es, tiene una esperanza que va más
allá de las oscuras sombras que, como una mortaja, cubren al mundo; su
esperanza está dentro del velo. No anda de aquí para allá, sino que tiene un
fundamento firme que es Cristo Jesús.
El evangelio fue
proclamado por primera vez en el Edén. " Y pondré enemistad entre ti y la
mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y
tú le herirás en el calcañar." [Génesis 3:15]. Pero a través de los siglos
de pecado la imagen de Dios fue casi borrada de la tierra. Satanás dijo: La
humanidad no puede guardar la ley de Dios. Puedo tomar sus mentes y moldearlas
y modelarlas para que no consideren la ley de Dios.
Pero Dios miró
hacia nuestra tierra, y viendo que había llegado el tiempo, Cristo el Rey de
gloria nació como un bebé indefenso en Belén. El que es desde la eternidad, y
que está envuelto en la luz inaccesible, Él que llena todo el cielo con el
manto de su gloria, mira al pecado como la única cosa odiosa que hay en nuestro
mundo, y sin embargo, consintió que su Hijo unigénito , Sin pecado y santo,
tomara el pecado del mundo sobre sí mismo.
Dejando las
cortes reales del cielo, Cristo vino a nuestro mundo para representar el
carácter de Su Padre, y así ayudar a la humanidad a volver a su lealtad. La
imagen de Satanás estaba sobre los hombres, y Cristo vino para traerles poder
moral y eficiencia. Él vino como un bebé indefenso, llevando la humanidad que
llevamos. " Porque somos hechos participantes de Cristo, con tal que
retengamos firme hasta el fin nuestra confianza del principio" [Hebreos
3:14]. No podía venir en forma de ángel, porque a menos que conociera al hombre
como hombre y testificara mediante su conexión con Dios que el poder divino no
le había sido dado de una manera diferente a lo que nos será dado ano nostros,
no podía Ser un ejemplo perfecto para nosotros.
El vino con
humildad, para que hasta el más humilde sobre la faz de la tierra no tuviera
excusa por su pobreza o ignorancia, y dijera: Por estas cosas no puedo obedecer
la ley de Jehová. Cristo cubrió Su divinidad con la humanidad, para que la
humanidad pudiera tocar a la humanidad; a fin de que pudiera vivir con la
humanidad y soportar todas las pruebas y aflicciones del hombre. Él fue tentado
en todos los puntos como nosotros, pero sin pecado.
Sermons and Talks, tomo 2, págs. 111-112.
Continuará.