Wednesday, August 30, 2017

No Sólo Orar, ¡Sino También Pedir y Trabajar!

Entonces el rey me dijo: "¿Qué cosa pides? Entonces oré al Dios de los cielos, y dije al rey: Si le place al rey, y tu siervo ha hallado gracia delante de ti, envíame a Judá, a la ciudad de los sepulcros de mis padres, y la reedificaré." Nehemías 2: 4, 5.
Mientras Nehemías imploraba la ayuda de Dios, no dobló sus propias manos, sintiendo que no tenía ya más cuidado o responsabilidad en la realización de su propósito de restaurar Jerusalén. Con admirable prudencia y previsión, procedió a hacer todos los arreglos necesarios para asegurar el éxito de la empresa. . . .
El ejemplo de ese santo hombre debe ser una lección para todo el pueblo de Dios, que no sólo deben orar con fe, sino trabajar con diligencia y fidelidad. ¡Cuántas dificultades nos encontramos, cuántas veces obstaculizamos el trabajo de la Providencia en nuestro favor, porque la prudencia, la previsión y la laboriosidad se consideran poco relacionadas con la religión! Ese es un grave error. Es nuestro deber cultivar y ejercitar toda facultad que nos haga más eficientes obreros para Dios. La consideración cuidadosa y los planes bien madurados son tan esenciales para el éxito de las empresas sagradas hoy como lo fueron en el tiempo de Nehemías. . . .
Los hombres y mujeres de oración deben ser hombres y mujeres de acción. Aquellos que están listos y dispuestos encontrarán maneras y medios de trabajar. Nehemías no dependía de las incertidumbres. Los medios que le faltaban los solicitó de aquellos que los podían conceder.
El Señor todavía se mueve sobre los corazones de reyes y gobernantes en favor de Su pueblo. Los que trabajan para Él deben aprovechar la ayuda que Él impulsa a los hombres y mujeres a dar para el progreso de Su causa. Los agentes a través de los cuales vienen esos dones pueden abrir caminos por los cuales la luz de la verdad sería dada a muchas tierras en tinieblas. Puede que esas personas no tengan simpatía con la obra de Dios, ni fe en Cristo, ni conocimiento de Su Palabra; Pero sus dones no deben ser rechazados por esa razón.

El Señor ha puesto Sus bienes en manos de incrédulos así como de creyentes; todos pueden volver a Él lo que es suyo para realizar la obra que debe hacerse por un mundo caído. Mientras estemos en este mundo, mientras el Espíritu de Dios se esfuerce con los corazones humanos, durante todo ese tiempo debemos recibir favores como impartirlos. Southern Watchman, 15 de marzo de 1904.

Concluido.

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