“El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que
me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me
manifestaré a él.” (Juan 14:21).
“El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que
me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me
manifestaré a él.” significa una persona that hath que tiene luz acerca de qué
constituye los mandamientos de Dios, y no desobedecerá Sus mandamientos, aunque
pudiera parecer ventajoso hacerlo. . . . Si no fuera posible para nosotros
guardar los mandamientos de Dios, todos estaríamos perdidos. Pero bajo el pacto
abrahámico, el pacto de gracia, toda provisión para la salvación ha sido hecha.
“Por gracia sois salvos”. “Mas a todos los que le
recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos
de Dios” . . .
Hay solo dos clases en nuestro mundo, la obediente y la
desobediente, la santa y la impía. Cuando nuestras transgresiones fueron
colocadas sobre Jesús, Él fue contado entre los impíos en la cuenta del
pecador. Se convirtió en nuestro sustituto, nuestra garantía, ante el Padre y
todos los ángeles celestiales. Al imputar los pecados del mundo a Jesús, Él se
convirtió en el pecador en nuestro lugar, y la maldición que correspondía a
nuestros pecados cayó sobre Él. Nos conviene contemplar la vida de humillación
y la muerte agonizante de Cristo; porque fue tratado como el pecador merece ser
tratado. Vino a nuestro mundo, vistiendo su divinidad con la humanidad, para
soportar la prueba y el examen de Dios. Por su ejemplo de perfecta obediencia
en su naturaleza humana, nos enseña que podemos ser obedientes.
Y el apóstol escribe: "Gracia y paz os sean
multiplicadas, en el conocimiento de Dios y de nuestro Señor Jesús, Como todas
las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su
divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y
excelencia, por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas
promesas, para quepor ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza
divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la
concupiscencia." Aquí se revela claramente que todos los que creen en
Jesucristo llegan a ser partícipes de la naturaleza divina. Que la divinidad y
la humanidad cooperen, y los seres humanos caídos puedan ser más que vencedores
a través de Cristo Jesús —Signs of the Times, Apr. 24, 1893.
Concluido.
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