El reino de los cielos puede ser sentido pero no visto. La
labor interna del Espíritu de Dios es comparada con la levadura. Cristo dijo:
"El reino de los cielos es semejante a la levadura que tomó una mujer, y
escondió en tres medidas de harina, hasta que todo fue leudado." [Mateo
13:33.] Y además, "si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis
en el reino de los cielos". [Mateo 18:3.]
La levadura de la verdad, escondida en el corazón, no
producirá el espíritu de la rivalidad, el amor a la ambición, el deseo de ser
el primero. Miles y miles de aquellos a los cuales Dios les ha confiado
talentos para ser usados y aumentados a fin de que pongan todas sus consagradas
habilidades en el reino de Dios, se convierten en esclavos del oro y de la
plata y de las posesiones terrenales.
Abusan de su capacidad y maquinan y planean para obtener
cosas que no tienen valor ante Dios. Compran y venden y obtienen ganancia, pero
descuidan en obtener las cosas preciosas que son colocadas a su alcance: el pan
de la vida, el adorno de un espíritu manso y tranquilo, que a la vista de Dios
es de gran precio.
"todo lo que pidiereis [al Padre] en oración [en mi
nombre] creyendo," dijo Cristo, "lo recibiréis". El dinero
solamente tiene valor cuando es usado como un don confiado, como un regalo
precioso del cielo con el cual podemos bendecir a la humanidad. Pero si es
usado para satisfacer y glorificar al yo, es una maldición, un estorbo y una
constante tentación. Se convierte en una piedra de tropiezo sobre la cual miles
de almas caen en tentación y en toda clase de iniquidad....La harina que en la
levadura había sido escondida representa el corazón que cree y recibe a Jesús.
Cristo desarrolla los principios en los que solo Él puede trabajar. El mundo ve
a esta clase como un misterio que no puede resolver. El hombre egoísta y amante
del dinero vive para comer, beber y disfrutar de sus bienes mundanos. Pero no
tiene a la vista la eternidad. Se
olvida del mundo eterno. Pero los que reciben y creen la verdad tienen esa fe
que obra por el amor y purifica el alma de todo lo sensual.
El mundo no puede conocerlos, porque están teniendo en
cuenta las realidades eternas. Una fuerza motriz está trabajando para
transformar el personaje. Una influencia restrictiva recibida del cielo está
funcionando como la levadura escondida en la harina.
El amor de Jesús ha llegado al corazón con su poder redentor
para conquistar todo el ser, el alma, el cuerpo y el espíritu. Sermons and Talks, tomo 2, pág. 116.
Concluido.