Dios es el maestro de su pueblo. Todos los que humillen sus
corazones ante Él serán enseñados por Dios. "Y si alguno de vosotros tiene
falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin
reproche, y le será dada". El Señor quiere que cada miembro de la iglesia
ore fervientemente por sabiduría, para que saber lo que el Señor
Lo ha de hacer. Es el privilegio de cada creyente obtener
una experiencia individual, aprender a llevar sus preocupaciones y
perplejidades a Dios. Está escrito: "Acercaos a Dios, y él se acercará a
vosotros".
A través de su siervo Isaías, Dios está llamando a su
iglesia a apreciar su exaltado privilegio exaltado de tener la sabiduría del
infinito a su disposición: "Súbete sobre un monte alto, anunciadora de
Sion; levanta fuertemente tu voz, anunciadora de Jerusalén; levántala, no
temas; di a las ciudades de Judá: ¡Ved aquí al Dios vuestro!
He aquí que Jehová el Señor vendrá con poder, y su brazo
señoreará; he aquí que su recompensa viene con él, y su paga delante de su
rostro. Como pastor apacentará su rebaño; en su brazo llevará los corderos, y
en su seno los llevará; pastoreará suavemente a las recién paridas."
En los capítulos cuarenta y uno a cuarenta y cinco de
Isaías, Dios revela completamente su propósito para su pueblo, y estos
capítulos deben estudiarse con oración. Dios no instruye aquí a Su pueblo a
apartarse de Él y buscar sabiduría en el hombre finito.
Escribí esto completamente porque me ha sido mostrado que
los ministros y el pueblo serán cada vez más tentados a confiar en el hombre
finito en busca de la sabiduría, y a hacer de la carne su brazo. A los
presidentes de asociaciones y a los hombres en puestos de responsabilidad llevo
este mensaje: Rompan las ataduras y los grillos que se han colocado sobre el
pueblo de Dios. A ustedes se dice la palabra: "Romped todo yugo". A
menos que dejen de realizar la obra de hacer al hombre responsable ante el
hombre, a menos que se vuelvan humildes de corazón y aprendan el camino del
Señor como niños pequeños, el Señor los divorciará de su obra. Debemos
tratarnos unos a otros como hermanos, como compañeros de trabajo, como hombres
y mujeres que, con nosotros, buscan luz y comprensión del camino del Señor, y que
están celosos de Su gloria.
Dios declara: "Seré glorificado en mi pueblo".
pero el manejo sarrogante de los hombres ha resultado en dejar de lado a Dios y
aceptar las ideas de los hombres. Si permiten que esto continúe, su fe pronto
se extinguirá. Dios está en cada lugar, contemplando la conducta de las
personas que profesan representar los principios de Su palabra. Él pide que se
haga un cambio. Quiere que su pueblo sea moldeado y modelado, no según las
ideas del hombre, sino según la similitud de Dios. Les suplico que escudriñen
las Escrituras como nunca lo han hecho, para que puedan conocer el camino y la
voluntad de Dios. ¡Oh, que todas las almas se impresionen con este mensaje y
descarten el error!
The Paulsen Collection, pág. 278.