Thursday, August 29, 2019

El Cuidado de los Que Yerran

   


  "¿Qué os parece?" el Salvador preguntó,  "Si un hombre tiene cien ovejas, y se descarría una de ellas, ¿no deja las noventa y nueve y va por los montes a buscar la que se había descarriado?  Y si acontece que la encuentra, de cierto os digo que se regocija más por aquélla, que por las noventa y nueve que no se descarriaron. Así, no es la voluntad de vuestro Padre que está en los cielos, que se pierda uno de estos pequeños." 
     Mis hermanos y hermanas, lean todo este capítulo, y permitan que esta instrucción enternezcan sus corazones, y les ayude a comprender su deber hacia aquellos que necesitan su ayuda. En todos los lugares, los ángeles de Dios observan qué clase de espíritu se ejerce en favor de las almas.
     Si la oveja perdida no regresa al redil, vaga hasta que perece. Y muchas almas se arruinan por falta de una mano extendida para salvarlas. Esos errantes pueden parecer duros e imprudentes; pero si hubieran recibido las ventajas que otros han tenido, podrían haber revelado mucha más nobleza de alma y un mayor talento para la utilidad. Los ángeles se compadecen de esos errantes. Los ángeles lloran, mientras que los ojos humanos están secos y los corazones cerrados a la piedad.
Hay muchos que se equivocan y que sienten su vergüenza y locura. Miran sus errores y yerros hasta que son conducidos casi a la desesperación. No debemos descuidar esas almas. Cuando uno tiene que nadar contra la corriente, hay toda la fuerza de la corriente que lo hace retroceder. Dejes que se le extienda una mano de ayuda, al igual que la mano del Hermano Mayor al Pedro que se hunde. Háblenle palabras esperanzadoras, palabras que establezcan confianza y despierten el amor.
     Tu hermano, enfermo de espíritu, te necesita como tú mismo has necesitado el amor de un hermano. Necesita la experiencia de alguien que haya sido tan débil como él, alguien que pueda simpatizar con él y ayudarlo. El conocimiento de nuestra propia debilidad debería ayudarnos a ayudar a otro en su necesidad. Nunca debemos pasar por alto a un alma sufriente sin tratar de impartirle el consuelo con el que nosotros mismos somos consolados por Dios....
A medida que te involucras en esta obra, tiene compañeros invisibles a los ojos humanos. Los ángeles del cielo estaban al lado del samaritano que cuidaba al extraño herido. Los ángeles de las cortes celestiales están al lado de todos los que hacen el servicio de Dios al ministrar a sus semejantes. Y tienes la cooperación de Cristo mismo. Él es el Restaurador, y mientras trabajas bajo su supervisión, verá excelentes resultados. The Kress Collection, págs. 28-29.

Concluido.

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