Thursday, September 19, 2019

Así Alumbre Vuestra Luz

A cada alma nacida en el reino de Cristo se le da un encargo solemne. Dejen que su luz brille tanto ante los hombres que, al ver sus buenas obras, éstas glorifiquen a su Padre que está en el cielo. Derramen sobre sus vecinos los ricos rayos de luz recibidos de parte del Sol de Justicia; destellen sobre sus amigos en el mundo las brillantes gemas de luz y verdad que les son impartidas abundantemente desde el trono de Dios. Esto es comerciar con los talentos que les han sido confiados. Avancen de la luz a una luz mayor, absorbiendo cada vez más los rayos brillantes del Sol de Justicia, y brillen más y más hasta el día perfecto.

Jesús no le exige al cristiano que se esfuerce por brillar, sino solamente que deje que su luz brille en rayos claros y evidentes en el mundo. No cubra su luz. No retenga pecaminosamente su luz. No deje que la bruma, la niebla y la malaria del mundo apaguen su luz. No la esconda debajo de una cama o debajo de un almud, sino colóquenla en un candelabro, para que pueda iluminar a todos los que están en la casa ... Dios le ordena que brille, penetrando la oscuridad moral del mundo.

Muchos no saben cuál es su problema. Quieren luz y no ven ningún rayo. Piden ayuda y no escuchan la respuesta. ¿Se perpetuarán la duda y la incredulidad porque no recojo los rayos divinos de luz de parte de Jesucristo y no los dejo brillar a los demás? . . .

 Las profundas luchas de mi propia alma contra las tentaciones, los anhelos sinceros de mi mente y corazón por conocer a Dios y a Jesucristo como mi Salvador personal, y tener seguridad, paz y descanso en su amor, me llevan a desear cada día estar donde los rayos del Sol de justicia puedan brillar sobre mí. Sin esa experiencia, de hecho, sufriré una gran pérdida, y todos aquellos con los que me asocie se verán afectados por la pérdida de la luz que yo debería recibir de la Fuente de toda la luz y la consuelo, y que debería estar destellando en su camino. ¿Seré en verdad una luz para el mundo, o una sombra de oscuridad? Our Father Cares, pág. 111.
 
Concluido.

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