Wednesday, June 3, 2020

Cristo Representaba el Amor del Padre


Hasta la época del primer advenimiento de Cristo, los hombres adoraban a dioses crueles y despóticos. Hasta la mente judía fue alcanzada a través del miedo en lugar del amor. La misión de Cristo era revelar a los hombres que Dios no es un déspota, sino un Padre, lleno de misericordia y amor por sus hijos. Se refirió a Dios usando el entrañable nombre de "Padre". En respuesta a las ansiosas preguntas de José y María, después de haberlo encontrado en el templo, dijo: "¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar?"

No se refirió a José, su padre terrenal. No era en los negocios de José en los que estaba envuelto con los doctores de la ley.

Para dar una verdadera representación del tierno, amoroso y compasivo cuidado ejercido por su Padre, Jesús dio la parábola del hijo pródigo. Si Sus hijos se equivocan y se alejan de Él, si se arrepienten y regresan, los recibirá con una alegría mayor que la que siente el padre terrenal en la recuperación de un hijo perdido por mucho tiempo. En todos los sufrimientos y aflicciones de los hombres, hay un ojo compasivo, un corazón que ama.
"Como el padre se compadece de los hijos, Se compadece Jehová de los que le temen." El cuidado más tierno de Dios se ejerce sobre nosotros. Se compadece de nuestra debilidad y de nuestra tristeza. Podemos estar abatidos, incluso desesperados; las pesadas nubes de la aflicción pueden estar sobre nosotros; pero hay luz más adelante. Más allá de la penumbra hay un amigo comprensivo y compasivo, alguien que no aflige ni entristece voluntariamente a los hijos de los hombres.

"Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos". El Salvador enseñó este principio para hacer feliz a la humanidad, porque de ninguna otra manera puede llegar la felicidad. Dios les da a los hombres y a las mujeres la bendición de la vida, no solo para que puedan ganar riqueza y ventajas mundanas, sino para que puedan mejorar las facultades superiores, haciendo la obra que le ha encomendado a la humanidad, el trabajo de buscar y aliviar las necesidades de sus semejantes. El hombre no debe trabajar por su propio interés egoísta, sino por el interés de cada persona que le rodea, bendiciendo a otros por medio de su influencia y sus actos amables. Este propósito de Dios se ejemplifica en la vida de Cristo.

El Salvador declaró "En cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis". El incidente del buen samaritano se presenta como una ilustración de nuestro deber hacia aquellos que necesitan simpatía y ayuda.... El samaritano, despreciado por el sacerdote y el levita, subestimado por los judíos como miembro de una raza menospreciada, fue señalado por Cristo como alguien que obedeció la ley de la bondad humana y que mostró verdadera misericordia. El Salvador ensalza y estampa con el sello de aprobación divina su acto compasivo.

Cristo llevó a cabo en su vida sus propias enseñanzas divinas. Estaba absorto en ela obra que vino a realizar; Su devoción al trabajo de salvar a los perdidos se manifestó en todas las ocasiones....Manifestó consistencia sin obstinación, benevolencia sin debilidad, ternura y simpatía sin sentimentalismo. Era muy social, pero poseía una dignidad reservada que no fomentaba una familiaridad indebida. Su templanza nunca condujo a la intolerancia o austeridad. No estaba conformado a este mundo, sin embargo, no era indiferente a las necesidades de los hombres más pequeños.

El ejemplo del Salvador ha de ser la norma de nuestro servicio para con los tentados y los que yerran. El mismo interés, la misma ternura y paciencia que Él ha manifestado hacia nosotros, debemos manifestarlos hacia los demás. " Que os améis unos a otros," ha dicho, "como yo os he amado". Si Cristo mora en nosotros, revelaremos su amor desinteresado hacia todas las personas con las cuales entramos en contacto. Signs of the Times, 23 de septiembre del 1908.

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