Para obtener los beneficios de la gracia de Dios, debemos hacer nuestra parte; debemos trabajar fielmente y producir frutos dignos de arrepentimiento.
Somos colaboradores de Dios. No deben sentarse en la indolencia, esperando una gran ocasión en la que puedan hacer un gran trabajo para el Maestro. No deben descuidar el deber que está directamente en su camino; sino que deben aprovechar las pequeñas oportunidades que se presentan a su alrededor.
Deben seguir haciendo lo mejor que puedan en las cosas más pequeñas de la vida, asumiendo de corazón y fielmente la obra que la providencia de Dios les ha asignado. Por pequeña que sea, deben hacerla con toda la meticulosidad con que harÃan un trabajo mayor. Su fidelidad será aprobada en los registros del Cielo.
No necesitasn esperar a que su camino sea allanado ante ustedes; pongan manos a la obra para emplear los talentos que les han sido confiados. No tienen que preocuparse por lo que el mundo pensará de ustedes. Que sus palabras, su espÃritu y sus acciones sean un testimonio vivo de Jesús, y el Señor se encargará de que el testimonio para su gloria, proporcionado por una vida bien ordenada y una conversación piadosa, se profundizará e intensificará en poder. Es posible que sus resultados nunca se vean en la tierra, pero se manifestarán ante Dios y los ángeles.
A New Life (Revival and Beyond), págs. 33-34.
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