Consejos Para los Tiempos de Prueba

 

Los poderes de las tinieblas se reúnen alrededor del alma y quitan a Jesús de nuestra vista, y a veces solo podemos esperar con dolor y asombro hasta que la nube pase. Esas temporadas son a veces terribles. La esperanza parece fallar y la desesperación se apodera de nosotros. En esas terribles horas debemos aprender a confiar, a depender únicamente de los méritos de la expiación, y en toda nuestra indefensa indignidad arrojarnos sobre los méritos del Salvador crucificado y resucitado. Nunca pereceremos mientras hacemos eso, ¡nunca! Cuando la luz brilla en nuestro camino, no es gran cosa ser fuertes en la fortaleza de la gracia. Pero esperar pacientemente con esperanza cuando las nubes nos envuelven y todo está oscuro, requiere fe y sumisión que hace que nuestra voluntad sea absorbida por la voluntad de Dios. Nos desanimamos con demasiada rapidez y clamamos fervientemente para que se nos quite la prueba, cuando deberíamos pedir paciencia para resistir y gracia para vencer.

Aquellos que se vuelven a Dios con el corazón, el alma y la mente, encontrarán en Él una seguridad pacífica. . . . Él sabe exactamente lo que necesitamos, lo que podemos soportar, y nos dará la gracia para soportar cada tribulación y prueba que nos traiga. Mi oración constante es por una mayor cercanía a Dios.

Dios, en su gran amor, busca desarrollar en nosotros las preciosas gracias de su Espíritu. Nos permite encontrar obstáculos, persecución y dificultades, no como una maldición, sino como la mayor bendición de nuestra vida. Cada tentación resistida, cada prueba soportada con valentía, nos da una nueva experiencia y nos hace avanzar en la obra de la edificación del carácter. El alma que mediante el poder divino resiste la tentación revela al mundo y al universo celestial la eficacia de la gracia de Cristo.

Aquellos que entreguen sus vidas a Su dirección y a Su servicio nunca serán colocados en una posición para la cual Él no haya provisto. Cualquiera que sea nuestra situación, si somos hacedores de Su palabra, tenemos un Guía para dirigir nuestro camino; cualquiera que sea nuestra perplejidad, tenemos un Consejero seguro; sea ​​cual sea nuestro dolor, duelo o soledad, tenemos un Amigo comprensivo. God's Amazing Grace, pág. 114.