Refiriéndose a la ley, dijo: "Hallé que el mismo mandamiento que era para vida, a mí me resultó para muerte". Había confiado en las obras de la ley. Dijo, con respecto a su propia vida externa, que "en cuanto a la justicia que es en la ley," era "irreprensible"; y puso su confianza en su propia justicia. Pero el espejo de la ley fue puesto delante de él, y se vio a sí mismo como Dios lo veía, lleno de errores, manchado de pecado, clamó: "Miserable hombre de mí! ¿quién me librará del cuerpo de esta muerte?"
Pablo contempló a; Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Escuchó la voz de Cristo diciendo: "Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí". decidió aprovechar los beneficios de la gracia salvadora, morir a los delitos y a los pecados, que su culpa fuera lavadaen la sangre de Cristo, para ser revestidos de la justicia de Cristo, para llegar a ser una rama de la Vid Verdadera. Caminó con Cristo, y Jesús llegó a ser para él, no una parte de la salvación, mientras que sus
propias buenas obras eran otra parte, sino - su todo y en todo, el primero y el último y lo mejor en todo.
Tenía la fe que extrae vida de Cristo, que le permitió conformar su vida a la del ejemplo divino. Esa fe no reclama nada para su poseedor debido a su justicia, sino que reclama todo debido a la justicia de Cristo.
En el Evangelio se describe el carácter de Cristo. Mientras descendía paso a paso de Su trono, Su divinidad estaba velada en humanidad; pero en sus milagros, sus doctrinas, sus sufrimientos, su traición, su burla, su prueba, Su muerte por crucifixión, Su tumba entre los ricos, Su resurrección, Sus 40 días sobre la tierra, Su ascensión, Su triunfo, Su sacerdocio, son tesoros inagotables de sabiduría, registrados para nosotros por inspiración en la Palabra de Dios. Las aguas de la vida aún fluyen en abundantes corrientes de salvación.
Los misterios de la redención, la fusión de lo divino y lo humano en Cristo, su encarnación, sacrificio y mediación serán suficientes para suplir las mentes, los corazones, las lenguas y las plumas con temas de pensamiento y expresión para todos los tiempos; y el tiempo no será suficiente
como para agotar las maravillas de la salvación, pero a través de las edades eternas, Cristo será la ciencia y el canto del alma redimida. Los nuevos desarrollos de la perfección y la gloria de Dios en el rostro de Jesucristo estarán desplegándose para siempre. Y ahora debe haber una confianza
perfecta en sus méritos y en su gracia; debe haber desconfianza en uno mismo, y fe viva en él. Signs of the Times, 24 de noviembre del 1890.