Wednesday, August 11, 2021

Consolar y Ser Consolados

 

El Señor tiene una gracia especial para el doliente, y es el poder para derretir corazones a fin de ganar almas. Su amor abre un canal hacia el alma herida y magullada, y se convierte en un bálsamo sanador para los que sufren.

Aquellos que han soportado los mayores dolores son con frecuencia los que llevan el mayor consuelo a los demás, llevando la luz del sol dondequiera que van. Los que han sido castigados y endulzados por sus aflicciones; no perdieron la confianza en Dios cuando los problemas los asaltaron, sino que se aferraron más a su amor protector. Ellos son la prueba viviente del tierno cuidado de Dios, que hace tanto las tinieblas como la luz y nos castiga para nuestro bien. Cristo es la luz del mundo; en él no hay tinieblas. ¡Preiosa luz! ¡Vivamos en esa luz! Despídanse de la tristeza y del lamento. Regocíjense siempre en el Señor.

Es su privilegio recibir la gracia de Cristo que les permitirá consolar a otros con el mismo consuelo con el que ustedes mismos son consolados por Dios. . . . Que cada uno trate de ayudar a los demás. Por lo tanto, pueden tener un pequeño cielo aquí abajo, y los ángeles de Dios trabajarán a través de ustedes para hacer las impresiones correctas. . . . Busquen dar ayuda donde puedan. Cultiven la mejor disposición para que la gracia divina descanse abundantemente sobre ustedes.

Jóvenes y viejos pueden aprender a mirar a Dios como Aquel que sanará, como Aquel que se compadece, que comprende sus necesidades y que nunca cometerá un error.

Encuentren tiempo para consolar a otro corazón, para bendecir con una palabra amable y alentadora a alguien que está luchando contra la tentación y tal vez contra la aflicción. Al bendecir así a otros con palabras alentadoras y esperanzadoras, señaládole al Portador de las cargas, es posible que ustedes mismos encuentren inesperadamente paz, felicidad y consuelo.

Una vida cristiana consagrada siempre arroja luz, consuelo y paz. Se caracteriza por la pureza, el tacto, la sencillez y la utilidad. Está controlada por ese amor desinteresado que santifica la influencia. Está llena de Cristo y deja un rastro de luz dondequiera que vaya su poseedor. God's Amazing Grace, pág. 122.

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