La instrucción dada por Cristo es clara y fácil de entender. Es el deber de cada alma comprender por sí misma su obra señalada. No debe andar a tientas en la oscuridad y la incertidumbre, dependiendo de la guía humana. Cristo ha dicho: "Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida"....
Que todos los que están en el servicio de Cristo sientan la necesidad de su gracia. A medida que estudiamos sus lecciones, lînea sobre lînea, precepto tras precepto, obtendremos de ellos ánimo y fortaleza. No quieran ponerse por encima de la sencillez de Cristo. Hagan de Él su modelo,
su confidente. En su sencillez reside su seguridad. Cuando tratan de elevarse por encima de la mansedumbre y la humildad del Salvador,se vuelven la debilidad misma. Acuérdense de que deben avanzar en el camino que Cristo les ha trazado. Él dice: "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame".
Cada siervo de Dios debe ser guidado por el Espíritu Santo. No está en el hombre que camina el dirigir sus pasos. Nuestro camino, por escabroso que sea, nos ha sido trazado por el Señor; y en el debemos andar. Debemos creer en Cristo como un Salvador personal y compasivo. Él nos ama y se entregó a sí mismo por nosotros. Él hace todas las cosas bien...
A fin de que nadie necesita cometer un error en cuanto a la obra de su vida, Dios ha colocado ante nosotros el ejemplo perfecto de Cristo. Manuscript 42, 1900.