Los que buscan a Dios en secreto dicéndole al Señor sus necesidades y rogando por ayuda, no rogarán en vano. " Padre que ve en lo secreto te recompensará en público". A medida que hacemos de Cristo nuestro compañero diario, sentiremos que el poder de un mundo invisible now rodea; y al mirar a Jesús nos asemejaremos a su imagen. Al contemplar, seremos transformados. El carácter se suavizará, refinar, y ennoblecerá para el reino celestial. El resultado seguro de nuestra comunión y compañerismo con nuestro Señor será un aumento en la piedad, la pureza, y el fervor. Habrá una creciente inteligencia en la oración. Estaremos recibiendo una educación divina, y esto seráilustrado por una vida de diligencia y celo. El alma que se vuelve a Dios para recibir su ayuda, su apoyo, su poder mediante la oración diaria y ferviente, tendrá aspiraciones nobles, claras percepciones de la verdad y firmes y elevados propósitos de acción, y un continuo anhelo y sed de justicia. Al mantener una conexión con Dios, seremos capacitados para difundir a los demás, a través de nuestra asociación con ellos, la luz, la paz, la serenidad, que gobiernan en nuestros corazones. La fortaleza adquirida a través de la oración a Dios, unida al esfuerzo perseverante en entrenar la mente en la consideración y el cuidado, prepara a la persona para los deberes diarios y mantiene el espíritu en paz en todas las circunstancias.
En la oración se encuentra fortaleza y paz. El amor sincero ha de ser el principo que gobierne el corazón.
Dedique su mente a las cosas espirituales. Evite que su mente se espacíe en si mismo. Cultive un espíritu satisfecho y alegre... La mayor bendición que Dios puede dar al hombre es el espíritu de oración ferviente. Todo el cielo está abierto ante el hombre de oración. Prayer, págs. 82-83.
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