Tuesday, July 18, 2023

Para Hacernos Vencedores


 Cristo no fracasó ni se desalentó, y sus seguidores han de manifestar una fe de la La misma naturaleza perdurable. Ellos deben vivir como Él vivió y trabajar como Él trabajó, porque dependen de Él como el gran Obrero Maestro.

Deben poseer valor, energía y perseverancia. Aunque aparentes imposibilidades obstruyan su camino, por medio de Su gracia deben seguir adelante. En lugar de deplorar las dificultades, están llamados a superarlas. No deben nada debe hacerles desesperar y han de esperarlo todo. Con la cadena de oro de su amor incomparable, Cristo los ha atado al trono de Dios. Es Su propósito que la más elevada influencia en el universo, emanando de la Fuente de todo poder, sea de ellos. Deben tener poder para resistir el mal, poder que ni la tierra, ni la muerte, ni el infierno puedan dominar, poder que les permitirá vencer como venció Cristo.

La Inspiración registra fielmente las faltas de hombres buenos, de aquellos que fueron distinguidos por el favor divino, sus faltas son presentadas más completamente que sus virtudes....

Hombres a quienes Dios favoreció, y a quienes confió grandes responsabilidades, a veces fueron vencidos por la tentación y cometieron pecados, así como nosotros en la actualidad nos esforzamos, vacilamos y con frecuencia caemos en el error. Sus vidas, con todas sus faltas y desatinos, están abiertos ante nosotros, tanto para nuestro aliento como para nuestra advertencia. Si hubieran sido representados sin culpa, nosotros, con nuestra naturaleza pecaminosa, podríamos desesperarnos a causa de nuestros propios errores y fracasos. Pero al ver dónde otros lucharon a través de desalientos como los nuestros, dónde cayeron bajo la tentación como lo hemos hecho nosotros y, sin embargo, se animaron de nuevo y vencieron por la gracia de Dios, nos sentimos animados en nuestra lucha por la justicia. Así como ellos, aunque a veces fueron vencidos, recuperaron su terreno y fueron bendecidos por Dios, así también nosotros podemos ser vencedores en la fortaleza de Jesús. God's Amazing Grace, pág. 255.


No comments:

Post a Comment